Argentina comienza a dejar atrás uno de los capítulos más oscuros de su historia económica. En medio de una crisis marcada por una inflación descontrolada, pobreza estructural, déficit fiscal crónico y reservas internacionales en rojo, el gobierno de Javier Milei ha dado un paso decisivo: el levantamiento del cepo cambiario y la implementación de un régimen de bandas para el dólar.
El anuncio lo realizó el ministro de Economía, Luis Caputo, junto al Banco Central, como parte de lo que denominaron la “Fase 3” del programa de estabilización. Esta medida permite que el dólar mayorista fluctúe entre un piso de $1.000 y un techo de $1.400, con actualización mensual del 1%. De esta forma, se abandona el esquema del "crawling peg" y se abre una nueva etapa en la política monetaria y cambiaria argentina.
La decisión no llega sola. Está acompañada por la aprobación de un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional por US$ 20.000 millones, de los cuales US$ 15.000 millones serán de libre disponibilidad durante 2025. Esta inyección de liquidez, sumada a una política fiscal austera y una emisión monetaria en cero, apunta a consolidar la estabilización que el gobierno libertario viene persiguiendo desde su llegada al poder.
Milei recibió un país quebrado y logró contener el derrumbe
Cuando asumió en diciembre de 2023, Milei heredó una economía al borde del colapso: inflación de tres dígitos, pobreza superando el 50%, déficit gemelos (fiscal y cuasifiscal) y un mercado cambiario distorsionado por múltiples tipos de cambio y severas restricciones. Ante ese panorama, el presidente libertario optó por una terapia de shock.
La “Fase 1” de su plan consistió en una devaluación inicial del 50% y un ajuste fiscal profundo que incluyó recorte de subsidios, reducción del gasto público y una fuerte contracción monetaria. El objetivo era uno solo: terminar con el déficit para detener la emisión descontrolada que alimentaba la inflación.
La “Fase 2”, lanzada a mediados de 2024, se centró en eliminar el déficit cuasifiscal mediante la reestructuración de los pasivos del Banco Central, especialmente los intereses de los pasivos remunerados (Leliqs), que drenaban recursos sin control. Esta etapa permitió consolidar el equilibrio de las cuentas monetarias y comenzar a acumular reservas.
El fin del cepo: señal de confianza y apertura
El levantamiento del cepo al dólar no es solo una medida técnica, sino una señal clara de que la economía argentina comienza a recuperar estabilidad y credibilidad. A partir de ahora, las personas físicas podrán acceder libremente al mercado cambiario sin el límite de US$ 200, se eliminan trabas al giro de utilidades para empresas extranjeras, y se simplifican los pagos para el comercio exterior.
Además, el Banco Central podrá intervenir solo dentro de las bandas, acumulando reservas o atenuando movimientos abruptos sin afectar la base monetaria. Se elimina también el polémico “dólar blend” y se implementa un monitoreo estricto de la cantidad de dinero en circulación, base fundamental del nuevo régimen monetario.
Estas reformas no solo apuntan a estabilizar la economía, sino también a normalizar el funcionamiento del sistema financiero, atraer inversiones y devolver previsibilidad a los agentes económicos.
Una transformación que aún tiene desafíos
Si bien la inflación sigue alta, ya muestra signos de desaceleración. El superávit fiscal primario se consolidó por segundo trimestre consecutivo, y las reservas del Banco Central, aunque aún débiles, comenzaron a recomponerse. El desempleo se mantiene estable y el mercado de deuda empieza a mostrar señales de recuperación.
No obstante, los desafíos persisten: la reactivación de la actividad económica, la mejora del poder adquisitivo y la reducción de la pobreza son metas que aún requieren tiempo y consistencia. Pero el giro estructural en la política económica marca una diferencia sustancial con respecto a gestiones anteriores.
El camino hacia una Argentina más libre y próspera
La apuesta del gobierno de Milei es clara: reemplazar un modelo estatista, ineficiente y empobrecedor por uno basado en disciplina fiscal, apertura al mundo y respeto por las reglas del mercado. El levantamiento del cepo no es un fin en sí mismo, sino un paso hacia la normalización económica de un país que durante décadas vivió entre parches y controles.
Si el rumbo se mantiene, Argentina podría dejar atrás el estancamiento crónico y convertirse en un ejemplo de recuperación en la región. Por ahora, el país avanza en ese camino, con pasos firmes y una visión de futuro que busca dejar atrás décadas de frustraciones.
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