Zoila, una anciana cubana de 84 años, enferma y completamente sola, ha lanzado un conmovedor llamado por la liberación de su hijo, el escritor y activista José Gabriel Barrenechea, detenido desde noviembre de 2024 tras participar en una protesta pacífica en Villa Clara contra los apagones eléctricos.
"Me siento mal, cierro la puerta porque tengo miedo. Me acuesto y le pido a Dios y a la Virgen que me dejen amanecer, porque lo único que deseo antes de morir es ver a mi hijo, aunque sea un mes. Lo único que anhelo es que entre por esa puerta", declaró entre lágrimas en un video difundido por el medio independiente Cubanet.
Barrenechea, único hijo vivo de Zoila, fue arrestado y acusado del presunto delito de “desorden público”, una figura legal frecuentemente utilizada por el régimen cubano para silenciar a quienes se manifiestan pacíficamente. Desde entonces, permanece detenido a la espera de juicio.
Zoila, que perdió a su esposo tras más de seis décadas juntos y a su hijo mayor a los 36 años, ha quedado en total abandono desde la detención de José Gabriel. Él era quien la alimentaba, la acompañaba y le ofrecía los cuidados básicos.
“Dormía conmigo, no me dejaba sola nunca. Me daba de comer, me cuidaba porque sabe que estoy enferma”, explicó con la voz quebrada.
Desde el 8 de noviembre, cuando ocurrieron las protestas en Encrucijada en respuesta a los constantes cortes eléctricos y la aguda crisis económica, la vida de Zoila se ha vuelto aún más precaria. Su salud ha empeorado notablemente debido a la angustia y la falta de cuidados.
Las manifestaciones de ese día, al igual que muchas recientes en Cuba, fueron pacíficas. Sin embargo, el gobierno respondió con represión, arrestos y criminalización del derecho a protestar.
"Me estoy muriendo de tristeza. Solo quiero abrazarlo, tenerlo aquí, aunque sea un mes", implora Zoila, quien además solicita ayuda para poder llegar en su silla de ruedas hasta la prisión donde está su hijo, con la esperanza de verlo y rogar por su libertad.
Su mensaje es un grito de desesperación y amor materno, que resuena como un testimonio más del sufrimiento que vive el pueblo cubano bajo la represión.
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