El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, lanzó una dura advertencia a los países europeos, y en particular a España, sobre los riesgos de estrechar lazos con China en medio de las crecientes tensiones comerciales globales.
Durante un coloquio organizado por la Asociación de Banqueros Americanos, Bessent criticó abiertamente la posibilidad de que ciertos gobiernos europeos estén considerando un mayor alineamiento económico con Pekín. “Escuché esta mañana que algún representante del Gobierno español sugirió un posible acercamiento a China. Eso sería como cortarse el cuello”, expresó, visiblemente preocupado por la postura de algunos aliados tradicionales de Washington.
Las declaraciones se producen en un contexto de tensiones entre Estados Unidos y China, marcadas por una nueva ronda de aranceles impuesta por la administración de Donald Trump. Europa no ha quedado al margen del conflicto. De hecho, la Unión Europea acaba de aprobar medidas de represalia, imponiendo aranceles del 25% sobre más de 1.500 productos estadounidenses, una respuesta que agrava aún más la situación comercial entre ambos bloques.
Bessent, que ha mantenido una línea dura con respecto a las prácticas económicas chinas, fue más allá al calificar como una “apuesta perdida” cualquier intento europeo de reforzar sus lazos con China. “El modelo chino funciona sin descanso, como en esa vieja película de Disney en la que las escobas llevan agua sin parar. Producen, inundan mercados, hacen dumping… y todo termina afectando a nuestras economías”, dijo en una entrevista con Fox News.
El mensaje de Washington parece apuntar directamente a España, aunque sin nombrar de forma precisa al responsable de los comentarios que motivaron la reacción. La referencia, sin embargo, no ha pasado desapercibida en Bruselas, donde el debate sobre cómo posicionarse frente a las dos grandes potencias sigue abierto.
La advertencia también resalta la incomodidad creciente de Estados Unidos frente a los movimientos diplomáticos y económicos de China en Europa, que incluyen inversiones estratégicas en sectores como infraestructuras, energía y tecnología. Washington teme que esos vínculos debiliten la cohesión transatlántica y comprometan la seguridad económica de la región.
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