Cinco ciudadanos españoles, entre ellos tres menores de edad, fallecieron este jueves en Nueva York tras estrellarse el helicóptero turístico en el que viajaban contra el río Hudson. El trágico suceso también se cobró la vida del piloto, sumando un total de seis víctimas fatales.
Las autoridades neoyorquinas confirmaron que los cinco pasajeros eran una familia española que se encontraba de vacaciones en Estados Unidos. El alcalde de Nueva York, Eric Adams, y la Embajada de España han validado la nacionalidad de las víctimas, aunque evitaron inicialmente revelar sus identidades.
Fuentes cercanas a la investigación identificaron al padre como Agustín Escobar, alto ejecutivo de Siemens Mobility y antiguo consejero delegado de Siemens España. Su esposa, Merce Camprubí Montal, también ocupaba un puesto destacado en una empresa de tecnología energética. Junto a ellos viajaban sus tres hijos menores de edad, quienes lamentablemente también perdieron la vida.
La familia había llegado a Nueva York pocas horas antes del accidente y había contratado un vuelo turístico con la empresa New York Helicopter Tours para contemplar el paisaje urbano desde el aire. Fotografías compartidas por la compañía muestran a los cinco sonrientes, preparados para el vuelo en el helicóptero Bell 206L-4 LongRanger IV.
Según testigos y videos captados por cámaras de vigilancia, el helicóptero presentó fallos en pleno vuelo y se precipitó sobre las frías aguas del Hudson, tras perder partes del fuselaje, entre ellas el rotor principal. “Escuché un fuerte chasquido, miré al cielo y vi cómo el helicóptero caía y se desintegraba”, declaró un vecino a la prensa local.
El accidente ocurrió poco antes de las 3:30 p.m. hora local. Tres de los pasajeros murieron en el impacto, mientras que los otros dos fallecieron poco después en un hospital cercano. El cuerpo del piloto, aún no identificado públicamente, también fue recuperado por los equipos de rescate.
La tragedia ha reavivado el debate sobre la seguridad de los vuelos turísticos en Manhattan. Legisladores como el senador Brad Hoylman-Sigal calificaron el siniestro como una “tragedia previsible” y reiteraron sus llamados a prohibir los vuelos no esenciales sobre la ciudad. “Estos vuelos operan con una regulación insuficiente que pone en riesgo a pasajeros y ciudadanos por igual”, afirmó.
La aeronave había partido del helipuerto del muelle 6 de Manhattan, desde donde despegan anualmente unos 30.000 vuelos turísticos. El sector aporta alrededor de 50 millones de dólares al año a la economía local, pero ha sido objeto de críticas por el ruido y los riesgos asociados.
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