Alfredo Agüero Cabrero-Jamardo II es un periodista cubano radicado en Estados Unidos, conocido por sus comentarios directos y su enfoque crítico sobre temas migratorios, políticos y sociales que afectan a la comunidad cubana en el exilio.
A través de sus redes sociales, Agüero expresa su preocupación por las políticas migratorias de los Estados Unidos, especialmente bajo la nueva administración de Donald Trump y su impacto sobre miles de inmigrantes cubanos que han llegado al país buscando refugio y oportunidades.
En un reciente comentario viralizado en redes, Agüero lanza una fuerte crítica a lo que él considera una “deportación indiscriminada” por parte del gobierno actual. Aunque admite que la política de fronteras abiertas del expresidente Joe Biden permitió la entrada de criminales, también defiende con vehemencia a las familias trabajadoras que llegaron de forma legal mediante el Programa de Parole Humanitario.
Para él, es un error imperdonable tratar a todos los inmigrantes con la misma vara. “Me resulta indignante lo que estoy viendo de primera mano. No estoy adoctrinado por Telemundo o Univisión. Lo estoy viendo con mis propios ojos y eso me desgarra el corazón.”
Su mensaje generó reacciones inmediatas, como la del sargento retirado Lázaro Valdés, quien, aunque mantiene respeto personal por Agüero, disiente de su visión. Valdés enfatiza que los inmigrantes deben aprender a respetar las leyes migratorias del país que los acoge y recalca que no se puede culpar a un presidente por querer proteger a su pueblo.
Su perspectiva es más dura: cree que muchos migrantes vienen por razones económicas y con una expectativa errónea de recibir ayudas automáticas, y denuncia también crímenes cometidos por algunos de ellos. “Por culpa de las violaciones migratorias pagan justos por pecadores”, afirma Valdés.
La conversación entre ambos muestra dos visiones dentro de la propia comunidad cubana: una más comprensiva y humanista, que pide compasión y una revisión caso por caso; y otra más legalista, que prioriza la seguridad y el cumplimiento de las normas migratorias.
Pese a la discrepancia, Agüero responde con respeto, reafirmando que solo los que violan la ley deberían ser deportados, y que el país debe seguir dando oportunidades a quienes trabajan y se sacrifican: “Este es un país de inmigrantes. Lo mismo que han entrado buenos, han entrado malos… esos malos son los que hay que deportar.”
Agüero, con sus posturas, representa la voz de muchos exiliados cubanos que viven en la encrucijada entre el agradecimiento a Estados Unidos y la desesperación por ver cómo otros compatriotas, honestos y trabajadores, son devueltos al sistema opresivo del que huyeron. En un momento en que el debate migratorio está más encendido que nunca, su figura cobra relevancia como portavoz de una realidad que sigue doliendo a muchos.
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