La distancia entre la Cuba que disfrutan los turistas y la que sufre el pueblo cubano ha sido documentada con crudeza por varios creadores de contenido que han viajado recientemente a la Isla.
Uno de los casos más virales fue el de la influencer argentina Melina Moriatis, quien acaba de publicar en TikTok un video titulado “CUBA: Lo que no quieren que los turistas vean”.
Las imágenes muestran un país partido en dos: por un lado, playas paradisíacas, mojitos y hoteles de lujo; por el otro, pobreza extrema, calles rotas, personas buscando comida entre la basura y durmiendo a la intemperie.
Moriatis, que cuenta con más de 130 mil seguidores, evitó narraciones o posturas explícitas, pero el contraste fue tan fuerte que el video se interpretó como una denuncia visual contra la propaganda del régimen cubano. Los comentarios no se hicieron esperar: “¿Dónde está el bloqueo cuando los turistas tienen de todo?”, preguntaba un usuario. Otro remataba: “El comunismo siempre fracasa, pero lo maquillan para el turismo”.
A la publicación de Moriatis se suman otras de fuerte impacto, como la del canal español Black Mango, cuyos integrantes difundieron recientemente el episodio “La terrible Cuba: el horror de nacer y morir en una cárcel”.
En este, los youtubers muestran casas sin agua, apagones constantes, camas compartidas por familias enteras y cubanos que piden ayuda entre susurros. “El pueblo tiene miedo, pero algunos ya no temen, solo quieren que el mundo sepa”, dijeron los creadores en su video.
Durante su visita, fueron interrogados por la Seguridad del Estado tras publicar una historia desde el Capitolio habanero. Decidieron ocultar parte del contenido más sensible, que saldrá como documental completo próximamente.
Estos testimonios están generando una nueva oleada de atención internacional sobre la realidad cubana. No provienen de medios tradicionales ni de opositores conocidos, sino de viajeros jóvenes y sin agendas políticas que usaron sus cámaras para documentar lo que vieron.
En muchos casos, la reacción del público ha sido de sorpresa e indignación, especialmente porque la imagen oficial que vende el gobierno sigue siendo la de una “Cuba alegre y segura”.
Cuando quienes muestran la miseria no son cubanos sino visitantes extranjeros, el impacto es aún mayor. No hay discurso que oculte esas imágenes de decadencia junto al lujo reservado para los turistas.
Los nuevos reportes de youtubers e influencers están rompiendo la burbuja turística con la que Cuba ha sido promocionada durante años. Desde TikTok hasta YouTube, el relato se repite: dos Cubas conviven en una misma isla, pero no se tocan. Una es vitrina y postal. La otra, es hambre, abandono y silencio.
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