Alfredo Batista Martorel es el nombre de un campesino cubano que vive en el municipio de Antilla, en la oriental provincia de Holguín y fue uno de los miles de isleños damnificados por el paso del huracán Ike, que afectó la Isla en septiembre del 2008.
Batista Martorel sobrevive debajo de un árbol. Lleva allí más de 10 años y aún continúa esperando a que el gobierno cumpla la promesa que le hizo.
“Anteriormente (al paso de Ike) dijeron que me iban a hacer una casa. Hubo una visita del gobierno y concluyeron que la vivienda que estaba en peor condición era la mía. Sin embargo, vino el ciclón, me tumbó la casa y hoy, 13 años después, hay 15 o 16 casos por encima del mío”, dijo Batista a Palenque Visión.
Asimismo, este señor cuenta que vivió el paso del ciclón a la intemperie temiendo que su frágil vivienda le cayera encima.
Después de derrumbarse la casa, a Alfredo le dijeron que era el primero en la lista de personas a las que se le construiría una vivienda, pero aún sigue esperando.
“Me propusieron construir una vivienda de tabla de palma, pero yo dije que no, porque el comején me la iba a comer”, añadió.
Alfredo Batista Martorel duerme en una hamaca con cartones y su cocina es un horno rudimentario montado sobre piedras.
“Toda la vida he sido campesino. Como soy pobre y no tengo nada, me dolió”, lamentó el cubano.
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