‘Relámpagos, truenos, fuego, tambores y baile’, es un rey sincretizado en una joven impoluta, Changó y Santa Bárbara, quizás lo único que tienen en común es el manto rojo de la virgen y el color rojo del Santo Yoruba, hoy es su día, amén de que muchos lo vean como sacrilegio, millones de cubanos hoy le ofrendarán.
No he sido cercano a la religión yoruba, tampoco a la iglesia católica, lo que conozco se lo debo a mi enfermiza curiosidad y deseo de aprender, motivación principal que me llevó a mi profesión. Pero sé que ningún cubano queda indiferente frente a esta imagen, cuentos, leyendas urbanas se entrelazan en mi cabeza.
Mi recuerdo más vívido del 4 de diciembre, es mi abuela diciendo: “no salgas hoy que se llevan a los niños para ofrecerlos en sacrificio a Santa Bárbara” (dejo claro que no puedo asegurar si era una estratagema para evitar que saliera a mataperrear por el barrio o un hecho contundente).
Más crecido, me dio por aprender las historias de mi pueblo, conocí que en Cuba no se hace Aggayú porque es un gigante belicoso, en cambió se corona Changó, su hijo.
Changó seguía apareciendo, “representa la necesidad y la alegría de vivir, la intensidad de la vida, la belleza masculina, la pasión, la inteligencia y las riquezas”.
En cambio, al buscar la historia de Santa Bárbara, una joven martirizada, encuentras que también hay relación con los truenos (cuando su padre la decapita le cae un rayo).
En fin, ellos, los padres de la religión afrocubana en la isla, los esclavos, decidieron unirlos para siempre, hay quienes hoy le tributarán a uno o a otro, también hay quien aborrecerá cualquier culto, y están los que como yo seguirán maravillándose con esto que forma parte de nuestra maravillosa cultura.
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