Aunque en el mundo entero se han manejado paquetes de ayuda y acciones para los emprendedores en el último año debido a la epidemia de coronavirus, en Cuba la situación es muy diferente.
Así lo confirma el científico y cuentapropista cubano Oscar Casanella, fundador de la pequeña empresa de transporte privado Qvainside, en una entrevista con la prensa independiente.
“Nosotros no hemos recibido ningún tipo de condescendencia (del Estado) ni ningún fondo para paliar (la caída de los ingresos). Todos estamos en bancarrota”, dice.
Pero esto no es algo que deba sorprender, pues como explica el cubano, en la isla no existe ninguna voluntad de parte del gobierno para incentivar el trabajo privado.
“En Cuba no existe ese mecanismo del banco que te da un crédito para iniciar un negocio privado. El Estado cubano ha dicho por los medios que sí se están dando créditos a cuentapropistas, pero en la práctica es tanta la burocracia que yo personalmente no conozco a nadie que haya recibido un crédito de un banco estatal cubano y que haya iniciado un negocio privado. Hay una gran diferencia entre la teoría, la propaganda que anuncia el Noticiero de la Televisión Cubana y la práctica”, advirtió Casanella.
Los cuentapropistas en Cuba, no tienen mercado ni ventas mayoristas que faciliten su trabajo, pero sí son fuertemente perseguidos por inspectores, y castigados con cuantiosas multas.
La propia prensa oficialista ha revelado que en esta primera etapa del Ordenamiento (iniciada el 1 de enero de 2021), han efectuado más de 600 retiros de licencia a actividades de trabajo por cuenta propia y unos 750 decomisos.
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