La indignación entre los estudiantes universitarios cubanos ha alcanzado un nuevo nivel. Este martes, alumnos de la Facultad de Matemática y Computación de la Universidad de La Habana (UH) anunciaron un paro académico indefinido en respuesta al reciente incremento de las tarifas de acceso a Internet impuesto por ETECSA, la empresa estatal de telecomunicaciones.
La protesta, difundida inicialmente a través del canal oficial de Telegram de la facultad, denunció el impacto negativo que estas medidas tendrán en la comunidad universitaria y en amplios sectores de la sociedad. Aunque el canal fue eliminado poco después, la convocatoria ya había circulado ampliamente entre estudiantes y simpatizantes.
Los universitarios rechazan especialmente el nuevo límite impuesto a las recargas nacionales con datos móviles, lo que restringe severamente el acceso a la red en un país donde el salario medio no alcanza para cubrir los planes de conectividad. En su mensaje, los estudiantes pidieron apoyo a los directivos de la facultad y exhortaron al profesorado a unirse a la causa.
Esta acción en la UH se suma a un pronunciamiento previo de los estudiantes de la Universidad Tecnológica de La Habana (CUJAE), donde la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) y la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) también expresaron su oposición a las medidas de ETECSA. En un comunicado conjunto, calificaron las nuevas disposiciones como excluyentes, poco transparentes y ajenas a los principios del socialismo cubano.
Desde la CUJAE también se elevaron propuestas concretas para mitigar el impacto de las tarifas: planes diferenciados según el uso, bonos de navegación nocturnos y tarifas especiales para estudiantes, profesores y trabajadores sociales. La demanda compartida en ambas universidades es clara: diálogo, empatía y soluciones reales por parte de los directivos de ETECSA.
El acceso a Internet en Cuba ha sido históricamente limitado, caro y controlado. Sin embargo, en los últimos años, sobre todo desde la irrupción de las redes sociales en los teléfonos móviles, se ha convertido en un recurso esencial para la educación, la comunicación familiar y la expresión cívica. Con estas nuevas medidas, muchos temen que se dé un paso atrás, especialmente afectando a los más jóvenes y a quienes no tienen acceso a divisas extranjeras.
Esta ola de descontento estudiantil marca un momento significativo. No solo por el contenido de la protesta, sino por el carácter organizado, público y articulado de las demandas, que evidencian un creciente hartazgo ante decisiones gubernamentales que se perciben como desconectadas de la realidad del pueblo cubano.
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