La crisis eléctrica en Cuba se ha intensificado, y las autoridades advierten que se producirán apagones que podrían afectar más de 1.600 MW en diversas regiones del país. Durante el 19 de febrero, el Sistema Eléctrico Nacional (SEN) experimentó afectaciones durante 24 horas, con un pico de desconexión que superó los 1.700 MW, cifra que excede lo planificado inicialmente por la Unión Eléctrica (UNE).
El problema se agrava por diversas causas. Una de las principales es la avería de la unidad 3 de la Central Termoeléctrica (CTE) Santa Cruz, que ha desencadenado una serie de dificultades en el suministro. A este fallo se suman problemas en la unidad 5 de la CTE Diez de Octubre y en las unidades 1 y 2 de la CTE Felton. Además, se tienen en cuenta los mantenimientos programados en otras instalaciones: la unidad 2 de Santa Cruz, las unidades 3 y 4 de Cienfuegos y la unidad 5 de Renté. Estas incidencias han generado un déficit en la generación térmica, que, junto con la falta de combustible, afecta a 72 centrales de generación distribuida (equivalente a 468 MW) y a la central fuel de Moa (117 MW), alcanzando un total de 585 MW fuera de servicio.
Durante la mañana de este 19 de febrero, la disponibilidad del SEN fue de 1.455 MW, mientras que la demanda se elevó a 2.360 MW, resultando en un déficit de 943 MW. A medida que avanzaba el día, se preveía que para el mediodía la afectación aumentara a 1.300 MW y, en el horario pico, la demanda excedería la generación en más de 1.610 MW. Este desequilibrio ha generado apagones especialmente severos en las regiones centro y oriente del país, donde algunas localidades han sufrido cortes de electricidad de hasta 20 horas.
El impacto en la vida cotidiana es notable. Los ciudadanos se han visto afectados en aspectos fundamentales como la conservación de alimentos, la preparación de comidas y la continuidad de servicios básicos, lo que ha generado un creciente malestar social. En redes sociales, mensajes como “No hay peor maltrato que el psicológico. Paren ya” evidencian la frustración de la población. Comentarios de personas como Yadira Bravo y Antonio Rodríguez resaltan las dificultades que enfrentan diariamente, desde la pérdida de alimentos hasta la incertidumbre sobre cuándo se restablecerá el suministro.
Aunque las autoridades se han comprometido a proteger la capital, La Habana, donde solo se han programado cortes diurnos, la falta de coherencia en los informes oficiales ha incrementado la preocupación. Voces críticas, como la de Marietta Álvarez, resaltan que “un día dicen que la situación mejora y al otro es un desastre peor”, evidenciando un clima de descontento generalizado. Frente a este panorama, se hace un llamado urgente a implementar soluciones que alivien la crisis y garanticen el suministro eléctrico para mejorar la calidad de vida de los cubanos.
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