Una dolorosa tragedia conmociona a la comunidad de San Miguel del Padrón, en La Habana, tras confirmarse la muerte de un niño y un adulto como consecuencia de la inhalación de gases tóxicos provenientes de una planta eléctrica ubicada en la zona conocida como El Hueco. Según los primeros reportes difundidos por el sitio Reporte Cuba Ya, la fuga de gases ocurrió en horas de la madrugada, sorprendiendo a los habitantes del área mientras dormían. A pesar de los desesperados intentos de los familiares por salvar a las víctimas, ambos fallecieron en el mismo lugar del suceso, sin que pudieran recibir asistencia médica a tiempo.
Los testimonios de vecinos de la zona reflejan la angustia vivida durante aquellas horas. Algunos relataron haber sentido un fuerte y extraño olor en el ambiente antes de que se confirmara la magnitud del incidente. Otros mencionaron que el aire se volvió irrespirable de forma repentina, lo que provocó síntomas de asfixia y desorientación.
La comunidad permanece en estado de shock, sobre todo por la pérdida del menor, un hecho que ha tocado profundamente a quienes habitan en esta zona ya golpeada por múltiples carencias.
“El dolor es inmenso. No se trataba solo de una planta eléctrica; era una bomba de tiempo situada entre viviendas humildes, sin condiciones adecuadas ni vigilancia técnica. Esto no fue un accidente, fue una consecuencia directa del abandono y la desidia”, expresó un residente que prefirió no ser identificado.
Ante la gravedad del hecho, las autoridades locales han abierto una investigación para esclarecer las causas del escape tóxico. Se busca determinar si existieron negligencias en los protocolos de mantenimiento o si la planta operaba con deficiencias estructurales. La falta de información oficial hasta el momento ha incrementado la preocupación de los vecinos, quienes temen que otras instalaciones similares puedan representar un riesgo inminente para sus vidas.
En Cuba, la proliferación de plantas eléctricas en zonas residenciales ha sido una respuesta improvisada a la crisis energética, pero muchas de estas operan sin supervisión técnica constante ni medidas de seguridad.
Activistas locales han insistido en que este hecho “no puede tratarse como un evento aislado” y que se necesita con urgencia una revisión profunda del estado de estas instalaciones y su cercanía a viviendas familiares.
Este suceso reaviva una discusión necesaria sobre la responsabilidad del Estado en la protección de la vida ciudadana y el acceso a servicios básicos en condiciones seguras. La comunidad de El Hueco exige ahora no solo respuestas, sino también garantías para que ninguna otra familia tenga que sufrir una pérdida tan dolorosa e injusta.
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