Un informe pericial elaborado por la Guardia Civil de Zamora ha confirmado que el trágico accidente en el que murieron el futbolista portugués Diogo Jota y su hermano, André Silva, fue provocado por una combinación de exceso de velocidad y el reventón de una rueda trasera. El siniestro ocurrió la madrugada del 2 de julio en la autovía A-52, cerca del municipio de Cernadilla, cuando el jugador conducía un Lamborghini Huracán a gran velocidad.
El documento, elaborado por el Grupo de Intervención y Análisis de Tráfico, sostiene que el vehículo circulaba por encima de los 120 km/h permitidos en la zona, probablemente mientras adelantaba a otro automóvil. En ese momento se produjo el reventón de un neumático, lo que hizo que el deportivo perdiera el control, derrapara y acabara encajado entre dos guardarraíles. El impacto fue tan violento que el depósito de combustible se partió y provocó una explosión que carbonizó el vehículo casi al instante.
Según fuentes cercanas a la investigación, las llamas consumieron tanto el automóvil como parte de la mediana de la carretera. Los cuerpos de ambos hermanos fueron encontrados calcinados y sólo pudieron identificarse gracias a objetos personales como cadenas y adornos. La Guardia Civil confirmó que Jota era quien conducía el coche.
Pese a las críticas sobre el estado del tramo donde ocurrió el accidente, las autoridades descartaron que se trate de un punto negro. “No hay indicios de que la vía sea peligrosa. De hecho, se puede circular sin problemas incluso a 130 o 140 km/h”, señalaron fuentes del cuerpo, lo que refuerza la hipótesis de que el conductor iba muy por encima de esos límites.
El Lamborghini había sido alquilado días antes en Barcelona, y aunque es un vehículo preparado para circuitos, su conducción exige experiencia. El modelo alcanza hasta 235 km/h y acelera de 0 a 100 km/h en poco más de tres segundos.
La investigación aún no se ha cerrado oficialmente, ya que el juzgado de Puebla de Sanabria sigue analizando los detalles del suceso. Los peritos están enfocados en determinar con precisión qué causó el fallo en la rueda, aunque todo indica que la velocidad excesiva fue un factor determinante.
Diogo Jota, de 28 años, viajaba rumbo a Santander para tomar un barco hacia Inglaterra, ya que problemas de salud recientes le desaconsejaban volar. Estaba casado y tenía tres hijos. Su club, el Liverpool, ha decidido honrar su contrato y entregará a su familia el salario correspondiente a los dos años que le restaban.
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