El reciente relevo en la dirección de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), con la designación de Osnay Miguel Colina Rodríguez como nuevo secretario general, no representa ningún giro significativo en el rumbo del movimiento sindical en la isla. Al contrario, es la continuación de una estructura servil al Partido Comunista de Cuba (PCC), donde la supuesta defensa de los derechos laborales ha sido sustituida por el seguimiento incondicional a las orientaciones del régimen.
La sesión del Consejo Nacional de la CTC, celebrada este martes, no solo confirmó la postergación del XXII Congreso sindical hasta mediados de 2026, sino que también dejó claro que las prioridades de la organización seguirán subordinadas a los intereses políticos del Partido, como lo demuestra la designación de Colina, un cuadro político con trayectoria puramente partidista y sin vínculos reales con el movimiento obrero.
Colina, bioquímico de formación y ex primer secretario del Partido en Villa Clara, fue descrito como alguien que ha sabido consolidar la "unidad política" entre las instituciones estatales, las organizaciones de masas y los organismos represivos como el MININT y las FAR. Lejos de ser una virtud desde la perspectiva sindical, este historial evidencia que el nuevo secretario general no será más que otro engranaje del aparato de control político del régimen, con la misión de contener cualquier expresión auténtica de lucha laboral.
La salida de Ulises Guilarte de Nacimiento, tras más de once años como secretario general de la CTC, tampoco representa una pérdida para los intereses de los trabajadores. Su papel fue el de un vocero leal del gobierno cubano, que en vez de denunciar las múltiples violaciones de derechos laborales, justificaba cada ajuste económico, recorte de subsidios y medida impopular impuesta por las autoridades. Durante su gestión, la CTC se mantuvo al margen ante los despidos masivos, el deterioro del salario real y el éxodo de profesionales que han visto en la emigración su única salida.
En Cuba, la CTC no funciona como una organización sindical autónoma, sino como un instrumento de control ideológico y político del PCC. Los dirigentes sindicales, desde el nivel de base hasta la cúpula nacional, son propuestos y aprobados por el Partido. No representan a los trabajadores, sino al Estado empleador. Así, cualquier cambio en la dirección de la CTC resulta irrelevante si no viene acompañado de un verdadero proceso de democratización sindical y autonomía frente al poder político.
Por tanto, el nombramiento de Osnay Miguel Colina no es una noticia alentadora para los trabajadores cubanos, sino la confirmación de que, al menos en el corto y mediano plazo, el sindicalismo oficial seguirá atado a los designios del Partido Comunista, incapaz de asumir una posición crítica ni de defender los derechos más elementales de quienes dicen representar. La CTC, en definitiva, continuará siendo lo que siempre ha sido: un instrumento más del sistema de control totalitario.
Periodista oficialista admite colapso social en Cuba y desata ola de reacciones(video)
Hace 14 horas
“11J: Un Solo Pueblo”, expo tributo en Miami a los rostros y voces de la protesta en Cuba
Hace 1 día
Hermanos se convierten en el rostro del negocio familiar ante temor a redadas migratorias
Hace 1 día