El reciente reconocimiento por parte del régimen cubano de emisiones contaminantes fuera de norma en el municipio de Moa, provincia de Holguín, ha causado gran preocupación entre la población local, mientras la respuesta oficial ha sido calificada como insuficiente y evasiva por numerosos ciudadanos y usuarios en redes sociales.
Según el Ministerio de Energía y Minas, el incidente tuvo lugar tras una parada técnica planificada el pasado 7 de julio en la planta de Hornos de Reducción de la Empresa Comandante Ernesto Che Guevara. Aunque la interrupción se preveía para 48 horas, los trabajos concluyeron en 24. No obstante, fallas técnicas en los electrofiltros —dispositivos esenciales para controlar las emisiones de partículas— provocaron un aumento alarmante de polvo en suspensión, superando los límites legales establecidos.
La nota oficial intenta justificar la situación como un evento puntual y controlado, amparado en protocolos y permisos ambientales. También señala que se han adoptado medidas correctivas inmediatas como la reparación de los filtros, la instalación de estaciones de monitoreo del aire, y la coordinación con el CITMA y autoridades locales. Además, destaca logros previos como la reducción de emisiones mediante filtros de manga y la reforestación de áreas afectadas por la minería.
Sin embargo, la ciudadanía no ha recibido con satisfacción estas explicaciones. La falta de información oportuna sobre el episodio, sumada a la gravedad de la polvareda visible en zonas residenciales cercanas a la planta, ha incrementado la desconfianza hacia la versión oficial. Muchos habitantes de Moa temen por su salud y la de sus familias, pues esta no es la primera vez que se reportan niveles elevados de contaminación asociados a la industria niquelífera local.
El régimen insiste en que la salud de la población no ha sido afectada. Según declaraciones del primer secretario del Partido Comunista en Holguín, Joel Queipo Ruiz, no se han reportado incrementos en consultas por afecciones respiratorias o alergias cutáneas, síntomas típicos de exposición a partículas industriales. No obstante, estas afirmaciones contrastan con testimonios locales que indican lo contrario, en un contexto donde el acceso a datos médicos independientes es limitado y el control estatal de la información sanitaria es rígido.
A pesar de que las autoridades afirman actuar en el marco de la Ley No. 150 de los Recursos Naturales y el Medio Ambiente y aluden a proyectos de cooperación con Canadá en tecnologías limpias, la realidad en Moa deja ver un desequilibrio evidente entre el discurso oficial de “minería sostenible” y la experiencia cotidiana de los residentes expuestos a emisiones peligrosas.
La población de Moa, acostumbrada a vivir bajo la sombra de una industria pesada y estratégica para el régimen, empieza a elevar su voz en defensa de la salud pública y el medioambiente. Las promesas de transparencia, diálogo y mejora continua que proclama el gobierno resultan vacías si no van acompañadas de acciones concretas, responsables y verificables.
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