A pesar de su profunda crisis económica y de la dependencia casi total de las importaciones para abastecer combustible, Cuba mantiene precios de gasolina más bajos que México, según el más reciente informe de la consultora Global Petrol Prices.
Al cierre del mes pasado, el litro de gasolina en la isla se vendía en 1.295 dólares, mientras que en México el precio promedio alcanzaba 1.358 dólares por litro, ubicándose como el cuarto más alto del continente, solo detrás de Uruguay, Belice y Bahamas.
Estos datos sorprenden si se tiene en cuenta que Cuba importa prácticamente todo el combustible que consume, ya sea a través de envíos desde Venezuela o, más recientemente, desde México. De hecho, estimaciones de la Universidad de Texas señalan que las exportaciones petroleras mexicanas cubren alrededor de una cuarta parte de las necesidades energéticas de la isla, mientras que el resto proviene principalmente del régimen de Nicolás Maduro.
En contraste, México —a pesar de contar con producción nacional y una red de refinerías— enfrenta una compleja estructura de costos y problemas logísticos que impactan directamente en el precio que pagan los consumidores.
La Organización Nacional de Expendedores de Petróleo (Onexpo) explica que el precio de la gasolina en territorio mexicano responde a factores como la volatilidad del tipo de cambio, los altos costos de transporte, la insuficiente infraestructura de ductos y las ineficiencias en distribución, lo cual obliga a mover grandes volúmenes de combustible por carretera, elevando aún más los costos.
Además, se suman cargas fiscales como el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS), otros impuestos indirectos y regulaciones que incrementan los precios finales. La Onexpo también señala que el mercado ilícito y el robo de combustibles afectan la rentabilidad del sector formal y distorsionan el mercado con precios artificialmente bajos en estaciones de servicio informales.
En este contexto, resulta paradójico que un país como Cuba —con una economía centralmente planificada, sin libre mercado y con enormes restricciones financieras— logre ofrecer gasolina a precios más bajos que una de las principales economías de América Latina. Sin embargo, esos precios subsidiados en la isla no garantizan abastecimiento: las estaciones cubanas sufren constantes desabastecimientos y largas filas, dejando en evidencia que el bajo costo es más simbólico que funcional.
Fuente: El Universal
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