El Maratón de Chicago, uno de los eventos deportivos más importantes de Estados Unidos y de las principales caminatas del mundo, no solo enfrenta los preparativos normales de logística y seguridad, sino también un clima de incertidumbre y temor por posibles operativos migratorios. Participantes de diversas nacionalidades y orígenes étnicos han expresado preocupación por su seguridad, temiendo que la carrera se vea ensombrecida por medidas de control migratorio.
Michael Guidotti, un corredor de ascendencia hispana, explica que correrá con su licencia de conducir siempre a mano, tal como lo hizo durante todo el verano en sus entrenamientos. Su temor no es infundado: “Soy un poco más oscuro, y estos individuos parecen estar apuntando a personas de mi grupo demográfico”, señaló a AP, reflejando la ansiedad que sienten muchos latinos y personas de otras minorías.
Amar Shah, nacido en Chicago y de ascendencia india, comparte un sentimiento similar: aunque no debería preocuparse legalmente, teme ser identificado como alguien que “encaja en el estereotipo” que están persiguiendo los agentes federales.
El Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) ha negado categóricamente que haya planes para interrumpir la carrera, calificando los rumores de “absurdos y peligrosos”. Sin embargo, los corredores no se sienten del todo seguros, especialmente después de los despliegues de la Guardia Nacional y las redadas recientes en la ciudad.
La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) solo ha señalado que las personas con estatus legal no deben preocuparse, dejando abiertas las dudas entre quienes tienen documentación irregular o son descendientes de inmigrantes.
En 2024, el Maratón de Chicago tuvo 52,150 finalistas, de los cuales más de 15,000 eran internacionales, incluyendo casi 3,800 corredores de México. El recorrido atraviesa 29 barrios, y entre uno y dos millones de espectadores se congregan para animar a los atletas. Barrios latinos como Pilsen suelen ofrecer música de mariachi y un ambiente festivo, pero este año, la amenaza de operativos podría afectar la asistencia y cambiar la atmósfera habitual.
El impacto económico es otro motivo de preocupación. Michael Rodríguez, concejal del distrito 22, advirtió que el miedo a las redadas podría disuadir a visitantes de otros estados y países, afectando hoteles, restaurantes y comercios locales. Sin embargo, las autoridades locales buscan transmitir confianza: el alcalde Brandon Johnson aseguró que la ciudad ha tomado medidas estratégicas para proteger a los corredores y que aproximadamente 3,000 corredores mexicanos ya están inscritos, instando a todos a participar como muestra de resistencia frente a políticas consideradas represivas.
Con una orden ejecutiva para impedir que agentes federales utilicen espacios municipales en operativos migratorios, Chicago se posiciona como una ciudad que busca garantizar la seguridad y la libertad de sus participantes. El Maratón de Chicago no solo es una competencia deportiva: este año, se ha convertido en un símbolo de resiliencia y unidad frente a la incertidumbre política y social.
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