El gobierno de Estados Unidos anunció la creación de una nueva Fuerza de Tarea Conjunta dentro del área de responsabilidad del Comando Sur, con el objetivo de intensificar las operaciones contra el narcotráfico en el Caribe y desmantelar los cárteles que abastecen de drogas al territorio estadounidense.
La medida, impulsada directamente por el presidente Donald Trump, busca —según el comunicado oficial— “acabar con los cárteles, detener el veneno y mantener a Estados Unidos a salvo”.
El secretario de Guerra Pete Hegseth aseguró en la red social X que el enfoque será de “máxima presión” contra las redes criminales que utilizan rutas marítimas y aéreas para enviar cargamentos hacia las costas norteamericanas. “Si trafican con drogas hacia nuestras costas, los detendremos sin piedad”, afirmó.
Aunque el comunicado no precisó la composición exacta de la nueva fuerza, fuentes del Pentágono informaron que el despliegue en la región incluye ocho buques de guerra, un submarino de ataque, varios aviones de vigilancia P-8 y una decena de cazas furtivos F-35, recientemente trasladados a Puerto Rico. Unos 4.500 militares forman parte de esta operación, que refuerza la presencia estadounidense en una zona de alta tensión geopolítica.
Washington ha justificado esta movilización no solo como una ofensiva contra el narcotráfico, sino también como una medida disuasoria frente a “posibles amenazas” provenientes del gobierno de Venezuela.
Desde septiembre, las fuerzas estadounidenses han destruido cinco embarcaciones que, según reportes oficiales, transportaban drogas hacia Estados Unidos. En esas operaciones, 21 personas señaladas como “narcoterroristas” habrían muerto.
Paralelamente, la Casa Blanca ha solicitado a Granada autorización para instalar de forma temporal equipos de radar y personal técnico en el Aeropuerto Internacional "Maurice Bishop", con el fin de mejorar la vigilancia del tráfico ilícito en la región.
Las autoridades granadinas informaron que aún evalúan la petición, mientras varios países caribeños han expresado preocupación por el creciente militarismo estadounidense en aguas internacionales.
Trinidad y Tobago se ha mostrado dispuesto a permitir el acceso de tropas y embarcaciones norteamericanas a su territorio en caso de una escalada de tensiones entre Venezuela y Guyana por la disputa del Esequibo.
El anuncio coincide con la decisión del Departamento de Control de Drogas (DEA) de ofrecer una recompensa de 50 millones de dólares por información que conduzca a la captura del presidente venezolano Nicolás Maduro, acusado por Washington de conspirar para el tráfico de drogas hacia Estados Unidos.