El anuncio del Premio Nobel de la Paz 2025, concedido a la líder opositora venezolana María Corina Machado, provocó una reacción inmediata y airada desde la Casa Blanca, donde portavoces del presidente estadounidense Donald Trump expresaron su desacuerdo por la exclusión del mandatario entre los galardonados.
El director de comunicaciones de la Casa Blanca, Steven Cheung, acusó al Comité Noruego del Nobel de “priorizar la política por encima de la paz”. Según Cheung, Trump “seguirá logrando acuerdos de paz, poniendo fin a guerras y salvando vidas”, y añadió que “tiene un corazón humanitario y una fuerza de voluntad única para cambiar el mundo”.
Desde su regreso a la presidencia en enero de 2025, Trump ha insistido en que merece el Nobel por su papel en la resolución de varios conflictos internacionales, afirmando recientemente que su mediación en la tregua de Gaza fue “la octava guerra que ha logrado detener”. Sin embargo, antes del anuncio, especialistas en Oslo descartaban su elección, señalando que sus políticas de “Estados Unidos primero” chocan con los principios fundamentales establecidos por Alfred Nobel en su testamento de 1895, que promueven la fraternidad entre naciones y la reducción de los ejércitos.
En contraste, el Comité del Nobel defendió su decisión de premiar a María Corina Machado, destacando que “cumple con los tres criterios establecidos por Alfred Nobel para el galardón: ha cohesionado a la oposición de su país, se ha mantenido firme contra la militarización de la sociedad venezolana y ha impulsado una transición pacífica hacia la democracia”.
El comunicado oficial añadió que “Machado ha demostrado que las herramientas de la democracia también son herramientas de la paz. Ella encarna la esperanza de un futuro donde los derechos fundamentales sean protegidos y las voces ciudadanas sean escuchadas”.
El comité también recordó que Venezuela ha pasado “de ser un país próspero y democrático a uno marcado por la crisis humanitaria, la represión sistemática de la oposición y la persecución judicial”, y que la labor de Machado representa “uno de los actos de coraje civil más extraordinarios de América Latina en los últimos tiempos”.
A lo largo de su trayectoria, María Corina Machado ha sido víctima de inhabilitaciones, amenazas y persecuciones por parte del régimen de Nicolás Maduro, sin abandonar su compromiso con la vía pacífica y la defensa de los derechos humanos.
Mientras desde Washington algunos aliados de Trump interpretaron el fallo como un desaire político, la comunidad internacional celebró el reconocimiento a Machado como un símbolo de resistencia cívica y de lucha por la libertad en medio de la opresión.
El Comité Noruego del Nobel subrayó que el proceso de selección del premio se realiza de manera independiente, confidencial y sin influencias externas, reafirmando así que el galardón responde a principios éticos y no a presiones políticas.
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