La crisis energética en Cuba ha alcanzado niveles alarmantes. Este viernes 25 de abril, más del 53% del país estará sin servicio eléctrico durante el horario pico nocturno, según confirmó la propia Unión Eléctrica (UNE). El panorama se torna cada vez más insostenible, sin señales de mejora a corto o mediano plazo.
La empresa estatal pronosticó para hoy un déficit de 1800 megawatts (MW) durante la noche, un nivel de afectación que deja sin corriente a más de la mitad de la población en el momento de mayor demanda. La disponibilidad total del Sistema Eléctrico Nacional (SEN) a las 7:00 a.m. era de solo 1650 MW, frente a una demanda que ya ascendía a 2710 MW y que continuará creciendo a lo largo del día. Para el mediodía, la afectación estimada ya superaba los 1250 MW.
Los datos oficiales confirman un colapso sistémico: unidades clave fuera por averías o mantenimiento, limitaciones térmicas, y generadores distribuidos detenidos por falta de combustible.
Entre las principales causas del colapso se encuentran:
Averías en la Unidad 5 de la termoeléctrica de Mariel y la Unidad 2 de Felton.
Mantenimiento en Santa Cruz, Cienfuegos y Renté.
Limitaciones térmicas que sacan del sistema otros 399 MW.
104 centrales de generación distribuida fuera por falta de combustible (725 MW).
La planta de fuel en Mariel también afectada (50 MW menos).
A pesar de los esfuerzos por impulsar la energía renovable, la producción de los ocho nuevos parques solares fue de apenas 986 MWh en total, cifra que resulta irrisoria ante el déficit nacional.
Más allá de los datos técnicos, los cubanos viven una realidad marcada por el agotamiento y la desesperanza. Las noches sin luz obligan a miles a dormir en pasillos o portales por el calor insoportable, los alimentos se pierden en refrigeradores inactivos y las tareas más básicas, como cocinar o estudiar, se convierten en desafíos diarios.
“Ya ni protestar sirve, porque no pasa nada”, comenta desde Holguín una ciudadana que lleva más de 16 horas sin electricidad. “Lo único que funciona en este país es el apagón”.
El problema no es nuevo, pero se ha agravado con el deterioro progresivo del sistema termoeléctrico y la falta de inversión. Mientras el gobierno insiste en que “se trabaja para estabilizar la situación”, la realidad demuestra lo contrario: cada día el apagón llega más temprano y se va más tarde.
No hay generación suficiente, no hay combustible, no hay mantenimiento efectivo y, sobre todo, no hay un plan real de recuperación. Cuba está atrapada en una espiral de oscuridad sin salida visible.
La energía en la isla ya no es un problema técnico: es el reflejo de un sistema colapsado.
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