El Sistema Eléctrico Nacional (SEN) de Cuba atraviesa una de sus jornadas más críticas este miércoles 23 de abril, con un panorama energético marcado por fallas técnicas, escasez de combustible y múltiples unidades generadoras fuera de servicio.
Según informó la Unión Eléctrica (UNE), las interrupciones del suministro eléctrico comenzaron desde el día anterior y se extendieron durante la madrugada. El pico máximo de afectación alcanzó los 1662 MW a las 7:50 p.m. del martes y para este miércoles se espera un panorama aún más complejo.
A las 7:00 a.m., la disponibilidad energética era de apenas 1636 MW frente a una demanda estimada de 2700 MW, lo que generó un déficit de 1090 MW.
En estos momentos se prevé que la afectación supere los 1200 MW y durante el horario pico, el déficit alcance los 1646 MW, afectando potencialmente a más de 1700 MW de la demanda nacional.
La UNE detalló que ocho unidades de generación termoeléctrica están fuera de servicio. Cuatro por averías en las Centrales Termoeléctricas (CTE) de Mariel, Nuevitas y Felton, y otras cuatro en mantenimiento en las plantas de Santa Cruz, Cienfuegos y Renté. A esto se suma la salida de operación de 337 MW por limitaciones térmicas.
Aunque se han incorporado nuevos parques solares que aportaron 1138 MWh recientemente, esta generación renovable no es suficiente para cubrir la creciente demanda, que sigue superando con creces la oferta disponible.
Además, la crisis energética se ve profundizada por la falta de combustible: 96 centrales de generación distribuida, que suman 649 MW, están inactivas por este motivo. Igualmente, cuatro motores de la patana de Melones, con capacidad de 68 MW, están fuera de servicio por la misma causa. También se reportan 27 MW sin operar por carencia de lubricantes.
La situación actual refleja no solo una crisis técnica, sino también estructural. El deterioro de la infraestructura energética, la falta de mantenimiento sistemático y la escasez de insumos básicos ponen en jaque la estabilidad del SEN.
Los apagones afectan de forma directa la vida cotidiana de millones de cubanos, interrumpiendo el funcionamiento de hogares, hospitales, industrias y servicios esenciales. La urgencia de una inversión sostenida en infraestructura, logística y fuentes renovables es cada vez más evidente para garantizar una mínima estabilidad energética en el país.
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