En una historia que expone tanto los riesgos de un diagnóstico médico superficial como el poder emergente de la inteligencia artificial, una mujer en EE.UU. asegura que una herramienta de IA le salvó la vida al orientarla hacia la verdadera causa de sus síntomas: un cáncer de tiroides que los médicos no habían detectado.
Lauren Bannon, madre de dos hijos y emprendedora del mundo del marketing, divide su vida entre Carolina del Norte y las Islas Vírgenes estadounidenses. A principios de 2024, empezó a experimentar una rigidez matutina en los dedos que más tarde se intensificó con dolores estomacales severos y una pérdida repentina de peso. Pese a múltiples consultas médicas, le diagnosticaron artritis reumatoide —aunque dio negativo en las pruebas— y atribuyeron su pérdida de peso a un simple reflujo gástrico.
Frustrada por la falta de respuestas, Bannon decidió hacer lo que muchos en la era digital comienzan a considerar como una segunda opinión informal: consultó a ChatGPT, el modelo de lenguaje desarrollado por OpenAI. Ya lo había usado para temas laborales, pero esta vez lo empleó para una búsqueda más personal. Preguntó qué condiciones médicas podrían parecerse a la artritis reumatoide, y el chatbot le sugirió una posibilidad ignorada hasta entonces: la enfermedad de Hashimoto, un trastorno autoinmune que ataca la glándula tiroides.
A pesar de la resistencia inicial de su médico, Bannon solicitó las pruebas de anticuerpos específicos. Para su sorpresa, los resultados dieron positivo. Esto llevó a nuevas pruebas que revelaron dos nódulos en el cuello. En octubre de 2024, el diagnóstico fue claro: cáncer de tiroides. Fue operada en enero de 2025 y ahora permanece bajo vigilancia médica permanente.
“No habría llegado al diagnóstico sin la ayuda de ChatGPT”, declaró Bannon. “Estaba desesperada. Los médicos solo recetaban medicación y me mandaban a casa. Yo sabía que algo más ocurría”. Asegura que si hubiera aceptado el diagnóstico inicial sin cuestionarlo, el cáncer podría haberse extendido a otras partes del cuerpo.
Aunque Bannon reconoce que la IA no reemplaza la atención médica profesional, alienta a otras personas a usar estas herramientas como complemento. “No hace daño pedir más pruebas si algo no cuadra. Me siento afortunada de estar viva”.
Por su parte, el Dr. Harvey Castro, médico de urgencias en Texas y experto en IA médica, respaldó este enfoque con matices. Aplaude que los pacientes se involucren más activamente en su salud, pero advierte: “La IA puede alertar o dar ideas, pero no sustituye a un médico capacitado”.
Este caso subraya una tensión creciente en el sistema de salud actual: mientras muchos pacientes sienten que son tratados con ligereza o rapidez, nuevas tecnologías emergen como herramientas de empoderamiento. Sin embargo, su uso debe ser guiado por sentido común y supervisión médica, para evitar que lo que puede ser una herramienta de ayuda se convierta en una fuente de confusión o riesgo.
(Con información de FOX NEWS)
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