Un trabajador del parque fotovoltaico en construcción en Las Guásimas, en el municipio de Contramaestre, Santiago de Cuba, fue condenado a cinco años de privación de libertad por el robo de componentes esenciales destinados al montaje del sistema de energía solar.
El hombre, cuya identidad no ha sido revelada, se apropió indebidamente de 35 piezas metálicas necesarias para la instalación de las estructuras conocidas como “mesas”, que sostienen los paneles solares. Las piezas le habían sido confiadas como parte de su trabajo dentro del proyecto energético, considerado estratégico para la región.
El hecho fue detectado durante un control de rutina en el sitio, cuando se identificó la falta del material y se procedió a una investigación interna. Posteriormente, el caso fue remitido a las autoridades judiciales, que organizaron un juicio considerado “ejemplarizante” por las autoridades del sector, el cual se llevó a cabo en presencia de otros trabajadores del parque.
Según informó el perfil oficialista de Facebook Héroes del Moncada, cercano a la policía del régimen, la participación de los trabajadores en el juicio no solo buscaba mantenerlos informados sobre el proceso legal, sino también servir como advertencia sobre la postura de tolerancia cero que mantienen las autoridades frente a actos de corrupción o robo en proyectos estatales.
El tribunal que juzgó el caso dictó una sentencia de cinco años de cárcel, tras considerar que el acusado cometió un delito grave que afecta directamente los esfuerzos del país por avanzar en su programa de transición hacia fuentes de energía renovable. La instalación del parque fotovoltaico en Contramaestre forma parte de un plan nacional para aumentar la generación de electricidad a partir de energías limpias, ante la creciente crisis energética que vive la isla.
Aunque el monto exacto del daño económico no fue divulgado, se trata de componentes fundamentales sin los cuales el progreso de la obra habría quedado paralizado o notablemente retrasado.
La decisión de realizar el juicio de forma pública y ante los compañeros del acusado ha sido interpretada como una maniobra de control político y disciplinario dentro de los centros laborales cubanos, donde la ejemplaridad suele usarse como mecanismo preventivo ante delitos comunes como el robo de materiales, especialmente en un contexto de escasez.
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