Miami, 22 de abril de 2025 — Reinier Rodríguez Conde, ex Capitán de la Seguridad del Estado de Cuba, vive en Estados Unidos desde 2023, específicamente en la ciudad de Miami. Su presencia genera indignación y preocupación entre exiliados y activistas cubanos, quienes denuncian que Rodríguez Conde no es un simple migrante, sino un conocido represor del régimen castrista.
Rodríguez Conde fue señalado por reconocidas figuras del activismo cubano como Guillermo “Coco” Fariñas e Idania Yánez Contreras. Fariñas denunció su presencia cuando este aún se encontraba en México esperando su entrevista para el proceso CBP-1.
El historial de Rodríguez Conde incluye órdenes directas de golpizas a disidentes pacíficos y abusos físicos, incluso contra mujeres embarazadas. Su rostro no era desconocido en Santa Clara, Cuba, donde dirigió una unidad provincial especializada en reprimir lo que el régimen denominaba “actividad subversiva enemiga”.
El activista Javier Larrea Formoso, también exiliado en Estados Unidos, relató su experiencia como víctima de acoso y persecución sistemática. Rodríguez Conde, según Larrea, lo siguió durante semanas, intimidándolo con amenazas y comportamientos de alto contenido sexual en espacios públicos.
Otro testimonio clave es el del ex agente José Alberto Botell Cárdenas, quien asegura que Rodríguez participó en un violento ataque con arma blanca contra la Dama de Blanco María Arango Percival y otros militantes del FANTU en 2014.
Pero lo más alarmante es que no se trata de un caso aislado. Se presume que otros ex represores y colaboradores del régimen cubano se encuentran viviendo en Estados Unidos, camuflados como refugiados, y en algunos casos, incluso beneficiándose de políticas migratorias diseñadas para proteger a víctimas, no a victimarios.
Grupos del exilio cubano han solicitado a las autoridades estadounidenses una revisión exhaustiva de antecedentes para identificar a aquellos que podrían estar involucrados en violaciones a los derechos humanos en la Isla.
“No podemos permitir que nuestros verdugos vivan junto a sus víctimas en libertad total”, declaró una activista de Miami.
El caso de Rodríguez Conde reabre un debate crucial sobre justicia, impunidad y el riesgo de que el aparato represivo del régimen cubano haya encontrado refugio donde antes se buscaba libertad.
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