Twitter enfrenta horas cruciales este viernes tras el cierre temporal del cuartel general de la plataforma en San Francisco y la renuncia masiva de un número aún no precisado de empleados, renuentes a plegarse a las exigencias extremas del nuevo dueño Elon Musk.
Las cosas se calentaron anoche a tal punto en la compañía que las tarjetas de identificación de todos los trabajadores fueron desactivadas para evitar que entrasen a la sede hasta el lunes. La empresa dijo que quería prevenir posibles sabotajes de gente descontenta.
Pero esas medidas no lograron evitar una avalancha de insultos y ofensas de todas clases contra Elon Musk, transmitidos electrónicamente sobre la fachada de la sede de San Francisco. “Karen del Espacio, grano petulante, oligarca supremo, idiota, bebé en bancarrota”, eran algunas de los mensajes de desprecio proyectados en el exterior del edificio.
La rebelión de los empleados podría amenazar incluso el futuro inmediato de la compañía, que ya había sufrido recortes de cientos –sino miles— de empleos en las últimas semanas como parte de la reestructuración ordenada por Musk para el lanzamiento de Twitter 2.0.
Todavía a inicios de este mes, en Twitter laboraban unas 7000 personas, pero ese número se habría reducido a la mitad tras la reducción de personal ordenada por el empresario nacido en Sudáfrica. Un millar de los empleados están atados directamente a la compañía por visas de trabajo.
Las dudas sobre el liderazgo de Musk y la crisis de confianza al interior de Twitter alcanzaron su punto de ebullición anoche, tras un mensaje conminatorio del propio dueño 24 horas antes. La periodista de Fortune Kilye Robinson, citando informes internos, calculó que “hasta un 75% de los 3700 empleados restantes optaron por no quedarse en la compañía” tras el amargo ultimátum de Musk a los empleados. Otras fuentes del sector tecnológico estiman el éxodo en cientos de trabajadores.
El miércoles Musk envió un correo electrónico interno conminando a la fuerza laboral a decidirse entre dos opciones: “trabajar largas horas a muy alta intensidad” o abandonar el barco con tres meses de salario pago. Cada empleado debía enviar su respuesta expresa antes de la medianoche del jueves.
Tras el éxodo de las últimas horas fuentes del sector tecnológico expresaron sus temores de eventuales fallos en el sitio ante la salida masiva de ingenieros. En la propia plataforma eran tendencias los hashtags #RIPTwitter y #Twitterdown, con memes que comparaban la plataforma con el hundimiento del Titanic y con una casa en llamas.
Pero el billonario dueño de Twitter, Tesla y Space X no parecía excesivamente preocupado, a juzgar sus tweets. Anoche fijó su posición: “Las mejores personas se quedan, así que no estoy muy preocupado”.
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