Jessica Rodríguez, una joven madre de La Habana, libra cada día una batalla por la vida de su hijo de cuatro años. Luis Ángelo necesita siete medicamentos, cánulas y sondas para sobrevivir. Padece asma, epilepsia, alergias, una cardiopatía leve y se alimenta por una sonda gástrica tras una traqueotomía. Pero en Cuba, conseguir esos insumos es un calvario.
"Me desespera pensar que no tengo lo que puede salvarle la vida", dice Jessica. Como ella, miles de cubanos enfrentan la escasez de más del 70% del cuadro básico de medicamentos en el país, según reconoció el propio presidente Miguel Díaz-Canel en una entrevista reciente.
La grave escasez se debe en gran parte a la imposibilidad del gobierno de reunir los 300 millones de dólares necesarios para importar materias primas para producir medicamentos. El cuadro básico cubano incluye 650 fármacos, pero hoy la mayoría simplemente no está disponible.
Farmacias vacías, hospitales sin gasas, desinfectantes o suturas y personal médico que opera sin recursos son ya parte del día a día en la isla. Los enfermos crónicos dependen de un “tarjetón” para comprar medicinas a precios subsidiados, pero muchas veces los medicamentos nunca llegan. En ese vacío, crece un mercado negro implacable.
"Pago hasta 450 pesos por un blíster de pastillas", comenta Jessica. Con un salario mensual promedio de 6,500 pesos —equivalente a apenas 17 dólares al cambio informal—, el gasto en medicamentos se vuelve impagable para muchas familias.
Desde 2021, el gobierno permite el ingreso de medicamentos exentos de impuestos desde el extranjero, una medida que, aunque necesaria, ha alimentado también el mercado informal. Grupos en WhatsApp e internet intercambian o venden medicamentos, algunos a precios abusivos, otros mediante donaciones o trueques con alimentos.
“Cambias o donas medicamentos” es uno de esos grupos, donde usuarios como Sophi piden ayuda urgente para conseguir tratamientos esenciales: “Lo necesito para mi abuelita de 86 años”, suplica en busca de dorzolamina, un fármaco para la hipertensión ocular.
Pero no todo es lucro. Proyectos solidarios han surgido como respuesta ciudadana a la emergencia. Uno de los más activos es Palomas, una iniciativa nacida en 2021 que ha entregado medicamentos gratuitamente a más de 179 mil cubanos. Según su coordinador, Sergio Cabrera, se abastecen con fármacos que sobran en casas o que llegan desde el exterior, y publican cada día listados de disponibilidad y solicitudes.
“Gracias a Palomas, hoy pude conseguir los medicamentos para mi mamá diabética, que no se encuentran en ninguna farmacia”, cuenta una usuaria.
En una Cuba donde el sistema de salud es público, pero donde ya no alcanza ni para lo básico, la supervivencia se ha vuelto una tarea comunitaria. Frente al colapso institucional, la solidaridad se ha convertido en el único alivio para muchos.
Fuente: AFP