La ya crítica situación energética en Cuba se agravó este lunes con la salida del sistema de la termoeléctrica Antonio Guiteras, ubicada en Matanzas. Considerada uno de los principales pilares del Sistema Eléctrico Nacional (SEN), su desconexión temporal por mantenimiento provocará mayores apagones en todo el país, afectando a casi la mitad del territorio nacional.
Según la Unión Eléctrica (UNE), la planta permanecerá inactiva durante al menos cuatro días debido a labores de limpieza, inspección y ajustes en sus sistemas. Sin embargo, muchos cubanos reciben con escepticismo esta explicación, dado que hace menos de un mes la Guiteras salió del sistema de forma abrupta por un fallo en la turbina.
La situación es alarmante: con esta nueva desconexión, ya son siete las unidades térmicas fuera de servicio. Para el horario pico de este lunes, las autoridades anticiparon un déficit de 1.825 megavatios, lo que representa una afectación cercana al 50% de la demanda eléctrica del país.
En varias provincias, los apagones superan las 18 horas diarias, una carga insoportable para la población, especialmente en medio de las altas temperaturas del verano. La falta de electricidad afecta no solo la vida cotidiana, sino también el suministro de agua, el funcionamiento de hospitales, comercios, escuelas y medios de transporte.
Jorge Piñón, especialista en temas energéticos y académico del Instituto de Energía de la Universidad de Texas, considera que el sistema eléctrico cubano está al borde del colapso definitivo. “Más del 50% de la capacidad instalada de generación térmica está fuera de servicio. No hay forma de que Cuba pueda cubrir la demanda en verano”, afirmó.
Para Piñón, el problema es estructural: “La columna vertebral del sistema son termoeléctricas obsoletas, sin mantenimiento real durante décadas y con una dependencia extrema del petróleo importado”.
Mientras tanto, el régimen insiste en que las energías renovables, especialmente la solar, serán la solución a largo plazo. Pero el experto se muestra escéptico: “Eso es otra promesa incumplida más.
Los cortes eléctricos, cada vez más prolongados y frecuentes, están generando un clima de descontento social generalizado. En varias localidades se han reportado protestas espontáneas o cacerolazos nocturnos, pese al temor a represalias.
Cuba vivió tres apagones masivos en 2023, y todo indica que 2024 seguirá el mismo rumbo. Sin inversión externa, sin liquidez para importar combustible y con una red envejecida, la isla enfrenta un panorama energético incierto y angustiante para millones de ciudadanos.
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