La Empresa de Cigarros "Lázaro Peña" anunció con entusiasmo haber superado su Plan Técnico Económico de enero, alcanzando la producción de más de 253,6 millones de cigarrillos. Sin embargo, mientras las autoridades celebran este logro, la realidad que enfrentan los fumadores cubanos es completamente distinta: escasez creciente y precios desorbitados en el mercado informal.
"El compromiso contigo, Cuba, iba porque iba", proclamó la empresa en un mensaje triunfalista, que contrasta con la cruda realidad del desabastecimiento. Directivos y miembros del Consejo de Dirección realizaron actos para celebrar esta "victoria ante lo adverso", mientras en provincias como La Habana, Matanzas y Villa Clara una caja de cigarros Criollos o Popular puede alcanzar hasta 500 pesos en el mercado negro.
La inflación descontrolada ha disparado los precios de los cigarros. En el mercado negro, la venta por unidad oscila entre 30 y 50 CUP. Incluso la propia empresa estatal ha reconocido en sus redes sociales que, a pesar de cumplir con su plan de producción, atraviesan por una "mala racha" a nivel nacional.
Por su parte, Tabacuba asegura que podrá cubrir la demanda nacional en los primeros meses de 2025, pero la realidad contradice tales afirmaciones. La producción se ve afectada por constantes apagones y la falta de repuestos para maquinarias obsoletas, algunas con más de 80 años de explotación. Estos problemas estructurales continúan impactando negativamente la distribución de cigarros en el país.
A pesar de la crisis, los directivos de la industria tabacalera aparecen en reuniones propagandísticas que poco contribuyen a solucionar la situación. Marino Murillo, presidente de Tabacuba y figura clave del fallido ordenamiento monetario que agravó la crisis económica de Cuba, lideró recientemente un encuentro para "concretar esfuerzos", sin que esto haya generado soluciones tangibles.
El gobierno justificó el incremento de los precios oficiales de los cigarros como una medida para cubrir costos de producción y respaldar gastos sociales. La Resolución 63 del Ministerio de Finanzas y Precios estableció que las cajetillas de 20 cigarros Criollo, Titanes y Popular costarían 30 CUP, mientras que el "Popular Auténtico" se elevó a 60 CUP. Sin embargo, estos aumentos no han frenado la especulación ni el alza de precios en el mercado negro.
La paradoja de una empresa que celebra su éxito productivo mientras los cigarros escasean y se venden a precios exorbitantes refleja la contradicción entre la retórica oficial y la dura realidad cotidiana. La inflación ha encarecido no solo los cigarros, sino también otros productos básicos, haciendo que sean inalcanzables para muchas familias. La falta de soluciones concretas y la ineficiencia gubernamental continúan exacerbando la crisis, sin perspectivas de mejora a corto plazo.
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