En medio del creciente auge de la delincuencia en Cuba, la policía de Santiago de Cuba logró desarticular una red de presuntos “mecánicos profesionales” que se dedicaban a la adulteración de documentos y al tráfico de piezas de automóviles robados. La información, difundida por la página oficialista Héroes del Moncada, señala que varios individuos fueron detenidos tras descubrirse su participación en un esquema ilegal que operaba en talleres clandestinos.
Según el reporte, los delincuentes no solo robaban autopartes, sino que intentaban legalizarlas mediante el proceso de inscripción vehicular, falsificando documentos oficiales. Durante la operación policial, se incautaron numerosas piezas de autos de dudosa procedencia, así como evidencias de manipulación en los registros de inscripción.
Este caso pone en evidencia una tendencia creciente en Cuba: la diversificación de los métodos delictivos ante la crisis económica. El robo de piezas de autos y su posterior venta en el mercado negro se han convertido en una actividad lucrativa para muchos, dado el alto costo y la escasez de repuestos en la isla.
El fenómeno no es aislado. En los últimos meses, han surgido denuncias sobre el aumento de robos en viviendas, asaltos en plena vía pública y estafas relacionadas con bienes escasos. La situación se agrava por la impunidad con la que actúan algunos delincuentes, que en ocasiones logran evadir la justicia mediante sobornos o contactos dentro de las estructuras estatales.
Lo que queda claro es que, en un país donde la escasez golpea todos los sectores, la delincuencia sigue encontrando nuevas formas de operar, adaptándose a la crisis y aprovechando las debilidades del sistema. Mientras tanto, los ciudadanos siguen siendo las principales víctimas de una inseguridad que, lejos de disminuir, parece ir en aumento.
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