El huracán Oscar ha dejado un saldo trágico en Cuba, con seis personas fallecidas tras su paso por la provincia de Guantánamo, según lo informó el presidente Miguel Díaz-Canel. El fenómeno natural tocó tierra en la ciudad de Baracoa como huracán de categoría 1, trayendo vientos de hasta 80 millas por hora y lluvias torrenciales que superaron los 90 litros por metro cuadrado en varias áreas.
A pesar de la magnitud del evento, el gobierno cubano ha sido duramente criticado por su falta de información precisa y la ineficacia de su respuesta ante la emergencia. Los ciudadanos continúan enfrentando apagones y una crisis energética que ya afectaba a la isla desde la semana pasada, complicando aún más la situación durante y después del paso del huracán.
El sistema de defensa civil ha vuelto a ser blanco de críticas debido a la falta de preparación y la evidente incapacidad para prevenir más pérdidas humanas. Las inundaciones en zonas bajas, la destrucción de viviendas y el colapso de servicios básicos resaltan la falta de recursos y de un plan efectivo de emergencia.
Mientras Oscar se degrada a tormenta tropical y se aleja rumbo a las Bahamas, donde también dejó importantes daños, las secuelas de su paso por Cuba siguen siendo visibles. La destrucción que deja a su paso evidencia una vez más las deficiencias de un sistema que no logra brindar la protección necesaria a sus ciudadanos en momentos de desastre.
La población, golpeada no solo por las consecuencias del huracán, sino por la inacción y la falta de transparencia gubernamental, continúa exigiendo respuestas claras y acciones concretas para enfrentar futuras emergencias.
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