El presidente ruso, Vladímir Putin, ha aprobado modificaciones significativas en la doctrina nuclear de su país, ampliando las condiciones bajo las cuales Rusia podría recurrir al uso de armas nucleares. Estos cambios llegan días después de que Estados Unidos autorizara a Ucrania a utilizar misiles de largo alcance contra territorio ruso, una acción que ya habría tenido su primera manifestación según el Kremlin.
Moscú afirmó que, entre la noche del 18 y 19 de noviembre, Ucrania lanzó seis misiles tácticos ATACMS suministrados por Estados Unidos contra instalaciones militares en la región fronteriza de Briansk. Según el Ministerio de Defensa ruso, cinco de los misiles fueron interceptados, mientras que uno causó daños menores.
Este ataque se produce en un contexto de escalada en el conflicto, que ha alcanzado un punto crítico con la autorización de misiles de mayor alcance por parte de Washington, lo que Moscú interpreta como una intervención directa de la OTAN en la guerra en Ucrania.
Putin ha actualizado la política conocida como "Los fundamentos de la política estatal en el campo de la disuasión nuclear". La nueva doctrina amplía las circunstancias en las que Rusia podría responder con armas nucleares, incluyendo agresiones convencionales que representen una amenaza crítica para la soberanía o integridad territorial de Rusia y sus aliados, como Bielorrusia.
Anteriormente, un decreto de 2020 limitaba el uso de armas nucleares a represalias contra ataques nucleares o convencionales que amenazaran la existencia misma del Estado ruso. Ahora, las condiciones también abarcan:
Ataques convencionales conjuntos por parte de una coalición encabezada por una potencia nuclear.
Agresiones aeroespaciales masivas con misiles, drones o aviones que crucen fronteras rusas.
Cualquier amenaza contra aliados de Rusia, lo que podría incluir ataques a Bielorrusia.
El Kremlin busca enviar un mensaje claro a Occidente sobre las posibles repercusiones de involucrarse directamente en el conflicto. Dmitri Peskov, portavoz de Putin, destacó que esta política tiene como objetivo garantizar que los adversarios entiendan la inevitabilidad de represalias nucleares en caso de agresión.
Este endurecimiento de la postura rusa ocurre mientras la guerra en Ucrania alcanza los 1,000 días, marcando el conflicto más tenso entre Rusia y Occidente desde la crisis de los misiles cubanos en 1962.
Estados Unidos, consciente de los riesgos, ha advertido previamente a Rusia sobre las graves consecuencias del uso de armas nucleares tácticas. Sin embargo, el desarrollo reciente, incluyendo el suministro de misiles ATACMS, eleva el riesgo de una confrontación directa entre las dos potencias nucleares más grandes del mundo.
En paralelo, Rusia ha iniciado la producción en masa de refugios antiaéreos móviles diseñados para proteger a la población contra amenazas nucleares, como radiación y ondas de choque. Estos refugios reflejan las crecientes preocupaciones internas del Kremlin sobre un posible agravamiento del conflicto.
Con la actualización de su doctrina nuclear, Putin traza una línea roja para Occidente. Al mismo tiempo, la participación activa de Estados Unidos en el suministro de armamento avanzado a Ucrania alimenta el temor de una escalada militar global.
A medida que la guerra continúa, el mundo observa con preocupación creciente cómo las tensiones alcanzan niveles no vistos desde la Guerra Fría.