Rodolfo Despaigne Fines, un hombre de 74 años, fue brutalmente asesinado en su puesto de trabajo como custodio en el paladar "Café Continental," ubicado en la calle Gallo, entre Enramadas y Aguilera, en Santiago de Cuba. El hecho ocurrió durante la madrugada del domingo , cuando varios asaltantes irrumpieron en el establecimiento por un callejón trasero.
Según relató un familiar cercano, Rodolfo fue golpeado en la cabeza con un objeto contundente y posteriormente asfixiado. Aunque intentó defenderse, la cantidad de agresores lo superó. Sus seres queridos, profundamente consternados, se preparaban esta mañana para despedirlo en una ceremonia en la funeraria local.
Rodolfo, un hombre jubilado después de 40 años como mecánico en centros estatales, había retomado el trabajo debido a que su pensión de 1,600 pesos no le alcanzaba para cubrir sus necesidades básicas. Testigo de Jehová y residente del reparto Los Olmos, encontró el empleo como custodio gracias a amistades, desempeñándose con dedicación hasta que la violencia le arrebató la vida.
Su único hijo, Ronal Despaigne Cisneros, expresó su dolor y su exigencia de justicia a través de una publicación en Facebook, denunciando la tragedia y pidiendo que los responsables sean llevados ante la justicia.
Este caso no es aislado. En la misma semana, otro custodio fue asesinado en el mercado "El Santiaguero," en la calle Garzón. La creciente inseguridad en Santiago de Cuba está alarmando a sus habitantes, quienes piden a las autoridades una respuesta contundente para frenar la violencia.
El periodista Yosmany Mayeta Labrada, desde su página de Facebook, también ha denunciado estos actos y solicitado a las autoridades que los culpables sean capturados y juzgados con todo el rigor de la ley. Su publicación resalta la indignación de una comunidad que siente que la inseguridad está ganando terreno, afectando incluso a quienes trabajan para sobrevivir en su vejez.
Estos hechos subrayan las dificultades económicas que enfrentan los jubilados cubanos, muchos de los cuales se ven obligados a reincorporarse al trabajo para complementar sus ingresos. Rodolfo, como muchos otros, buscaba dignidad en su vida diaria, pero la inseguridad lo convirtió en una víctima más de una crisis que trasciende lo económico.