El sistema eléctrico de Cuba atraviesa una de las peores crisis de su historia reciente. Los apagones son cada vez más frecuentes y prolongados, afectando la vida cotidiana de los ciudadanos y poniendo al país al borde del colapso energético.
Los déficits de generación, que superan los 1.000 MW, son una de las principales causas del caos eléctrico. Esta escasez se ve agravada por la salida de varias unidades de generación, averías constantes en las termoeléctricas y la escasez de combustible, lo que ha dejado al Sistema Electroenergético Nacional (SEN) con una capacidad de generación insuficiente frente a una demanda creciente.
La jornada del jueves fue especialmente crítica. Los cortes de electricidad se extendieron durante todo el día, con un pico de interrupciones a las 8:40 pm, cuando se dejaron de entregar 1.775 MW, un nivel mucho más alto de lo esperado.
A la mañana siguiente, el SEN solo contaba con 1.700 MW disponibles, mientras que la demanda alcanzaba los 2.800 MW, lo que resultó en un déficit de 1.100 MW. Durante el mediodía, se preveía que este déficit aumentara aún más, alcanzando los 1.200 MW.
La falta de mantenimiento en varias plantas de generación ha contribuido de manera significativa a esta crisis. Las unidades 1 de la termoeléctrica Santa Cruz y 2 de Felton se encuentran fuera de servicio, mientras que se están realizando trabajos de reparación en otros bloques de la CTE Santa Cruz, Cienfuegos y Renté, además de la planta Guiteras.
Por si fuera poco, la central térmica de Nuevitas tuvo que reducir su capacidad en 338 MW debido a la falta de combustible, lo que agudizó aún más la crisis.
La situación se ve exacerbada por la falta de suministro de diésel y otros combustibles, que ha dejado fuera de operación a 72 pequeñas plantas distribuidas por todo el país, sumando un total de 462 MW de generación perdida.
En este contexto, la energía solar, a pesar de ser una fuente renovable en expansión, solo cubre el 40% del déficit acumulado, lo que demuestra que la dependencia de las energías renovables aún no es suficiente para cubrir la brecha.
Para intentar mitigar el impacto de la crisis, las autoridades han implementado cortes rotativos por bloques en La Habana. Sin embargo, estas medidas no parecen ser una solución definitiva, y la incertidumbre sobre cuándo se recuperará la estabilidad energética persiste.
Los expertos advierten que, de no implementarse urgentemente inversiones en infraestructura y un plan de diversificación energética, el SEN podría enfrentar fallas masivas más prolongadas, lo que agravaría aún más la situación económica y social del país.
El panorama actual sugiere que Cuba está viviendo una de sus pruebas más duras en materia energética. Si no se toman medidas inmediatas, el riesgo de apagones prolongados y generalizados se mantendrá latente, afectando de manera significativa la economía y el bienestar de la población.
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