En el trayecto desde su casa hacia el hospital, una mujer comenzó trabajo de parto. No llegó a tiempo. Dio a luz antes de poder llegar al salón de parto, en la parte baja del hospital. Para colmo surgió otro obstáculo: el ascensor no funcionaba. En un momento crítico donde cada segundo cuenta, una enfermera corrió con el recién nacido en brazos, subiéndolo por las escaleras, mientras el bebé mostraba signos de cianosis.
La imagen es tan conmovedora como alarmante: un sistema de salud en precariedad, donde el personal médico se ve obligado a suplir con coraje lo que falta en recursos. Sin embargo, gracias a la rápida acción del equipo médico y, en especial, de esa enfermera que no dudó en actuar, el bebé Manuel Orlando logró sobrevivir y se encuentra bien.
La historia fue compartida en redes sociales por la tía del bebé Valeri Havana, quien agradece a los médicos, dejando en claro que su gesto no tiene ninguna connotación política: "No soy comunista por agradecer a los médicos, pero lo justo es lo justo", escribió.
Este caso, aunque con final feliz, invita a reflexionar sobre el estado de la infraestructura hospitalaria en Cuba (y en muchos otros lugares del mundo). Equipos que no funcionan, ascensores rotos, carencia de insumos… Pero en medio de todo eso, la entrega humana persiste.
Médicos y enfermeras trabajan, muchas veces, “sin nada”, como dijo la mujer en su publicación. Y sin embargo, salvan vidas todos los días.
Hoy, celebramos que el pequeño Manuel Orlando esté sano. Y también celebramos a los héroes cotidianos que corren escaleras arriba para que la vida tenga una oportunidad.
¡No hay descanso! Nuevo colapso eléctrico en La Habana revive el caos del apagón nacional
Hace 1 día
Cuba intenta reconectar su red eléctrica, pero Oriente y Pinar del Río siguen a oscuras
Hace 8 horas