Tras un mes de incertidumbre, se han revelado nuevos detalles sobre el asesinato de Yosvani Hernández Meriño, conocido como “El Moro”, ocurrido en el municipio 10 de Octubre, La Habana.
La víctima fue hallada sin vida en su vivienda, con múltiples heridas de arma blanca y un corte profundo en el cuello.
El hallazgo se produjo en plena madrugada, cerca de una panadería y frente a una escuela, lo que generó alarma entre los vecinos.
Según información proporcionada por el medio independiente Café Fuerte, Yosvani era conserje en una Mipyme de Centro Habana y había permitido que un conocido, identificado como Yurixandre Batista Batista, se alojara en su casa debido a que este le aseguró no tener dónde quedarse.
Poco tiempo después, Batista invitó a otro joven procedente de Granma a quedarse también en la vivienda.
Aprovechando un apagón, ambos visitantes ocultaron cuchillos bajo un colchón que Yosvani solía usar en el patio durante las noches sin corriente eléctrica.
La madrugada del crimen, al salir del baño, Yosvani fue atacado por Batista, quien lo sujetó del cuello, mientras su cómplice le propinaba múltiples puñaladas hasta causarle la muerte.
El objetivo principal del ataque era apoderarse de las pertenencias de la víctima.
Los atacantes sustrajeron televisores, ventiladores, un generador eléctrico y prendas de vestir.
Posteriormente, transportaron parte del botín en una maleta hasta la Calzada de Diez de Octubre, donde abordaron un taxi con destino a La Habana Vieja.
El chofer, sorprendido por la cantidad de bultos, fue informado por los jóvenes que pertenecían a la casa de una abuela.
Al llegar a destino, confesaron no tener dinero y ofrecieron tres ventiladores como forma de pago.
Los equipos robados fueron recuperados y la persona que los había adquirido se encuentra bajo arresto.
Batista también fue capturado, mientras que su supuesto cómplice, natural de Granma, continúa prófugo, aunque las autoridades lo tendrían localizado en esa provincia.
Este caso ha conmocionado a la comunidad, ya que Yosvani era descrito como un hombre querido y respetado, muy vinculado a la vida de su comunidad.
Su asesinato no solo deja una profunda huella personal, sino que también evidencia el deterioro social y la creciente sensación de inseguridad que vive la población cubana en medio de la crisis actual.
Fuente: America TV
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