Un nuevo derrumbe parcial de grado A se registró en La Habana, específicamente en un pasillo de circulación que conectaba habitaciones en el primer piso de un inmueble en San Lázaro, entre Oquendo y Márquez González, en el barrio de Cayo Hueso. El desplome afectó directamente a 6 núcleos familiares, sumando un total de 14 personas, quienes ahora quedan en una situación aún más vulnerable debido a la falta de alternativas habitacionales.
El edificio había sido previamente declarado inhabitable e irreparable, pero seguía ocupado por familias que no contaban con otra opción.
Esta situación refleja un problema estructural que afecta a gran parte de la capital cubana: la combinación de mantenimiento deficiente, envejecimiento de la infraestructura y falta de recursos ha convertido a muchas viviendas en un riesgo constante para sus ocupantes.
Según reportes de la Asamblea Municipal de Centro Habana, se activaron protocolos de emergencia para trasladar a las familias afectadas a albergues temporales y proporcionar asistencia básica, aunque los afectados enfrentan incertidumbre sobre su futuro.
La falta de viviendas disponibles y la lenta respuesta de las autoridades han generado un panorama de creciente desesperanza, ya que muchos residentes de edificios en mal estado deben decidir entre arriesgar su seguridad o vivir en la calle.
Este derrumbe se suma a una serie de colapsos estructurales que han sacudido a La Habana en los últimos años, un fenómeno que expertos y organizaciones independientes vinculan al deterioro de los inmuebles históricos, la falta de mantenimiento y la escasez de materiales de construcción.
Para los ciudadanos, este tipo de eventos se ha ido normalizando, aunque cada nuevo colapso expone la precaria situación de los servicios básicos y de la vivienda en la isla.
La situación en La Habana refleja un problema más amplio: la crisis de infraestructura y servicios esenciales, que va desde el suministro irregular de agua y electricidad hasta la falta de gas y alimentos.
Mientras el gobierno prioriza ciertos sectores estratégicos, las familias más vulnerables enfrentan diariamente condiciones que ponen en riesgo su subsistencia y su integridad física, generando un clima de inseguridad y desesperanza en la capital y en general para los cubanos.
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