El pueblo cubano enfrentó este miércoles un apagón general que afectó a al país, mientras se reportan precios elevados en productos básicos en varias provincias.
Según el periodista Alberto Arégo, a través de su perfil de Facebook, en Ciego de Ávila se están vendiendo alimentos y bebidas a costos que superan ampliamente el salario promedio. Entre los productos reportados se encuentran arroz amarillo a 50 pesos, ron a 600 pesos, así como caldosas, espaguetis y otros platos listos para consumo a precios altos.
El apagón se mantiene activo después de más de 10 horas desde la salida de la central Guiteras, ocurrida a las 9:14 a.m., dejando a miles de cubanos sin electricidad y aumentando la dificultad para cubrir necesidades básicas como cocinar alimentos, almacenar productos refrigerados o cargar dispositivos electrónicos.
La prolongada ausencia de electricidad ha generado descontento entre la población, que se enfrenta además a altas temperaturas, falta de agua potable y dificultades de transporte, especialmente en provincias fuera de La Habana.
El periodista Arégo preguntó a sus seguidores si se estaban registrando ventas similares en sus barrios, lo que indica que la situación podría ser generalizada y no limitada a Ciego de Ávila. Este fenómeno evidencia la presión que enfrentan los ciudadanos cubanos para acceder a productos de primera necesidad en medio de la crisis energética y la inflación en la isla.
El panorama actual refleja un problema estructural del Sistema Eléctrico Nacional, cuya salida de servicio interrumpe la generación y distribución de energía en todo el territorio.
Los apagones prolongados afectan directamente la vida diaria de la población, incluyendo la preparación de alimentos, la conservación de medicinas y la continuidad del trabajo y la educación, generando una sensación de urgencia y alarma social.
Hasta el momento, no se han informado soluciones inmediatas por parte de las autoridades, mientras los ciudadanos deben improvisar para mantener sus actividades diarias.
La combinación de apagones prolongados y precios elevados de alimentos evidencia la crisis socioeconómica que atraviesa Cuba, afectando directamente la capacidad de las familias para satisfacer sus necesidades más básicas, mientras el gobierno sigue afirmando que "en Cuba nadie pasa hambre".
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