La educación se ha convertido en un pilar de esperanza para familias cubanas que llegaron a México en busca de nuevas oportunidades. En Chiapas, madres migrantes destacan cómo sus hijos lograron incorporarse al sistema escolar, asegurando la continuidad de sus estudios y un futuro más prometedor.
Delay Morales Fuentes, originaria de Cuba, relató la satisfacción que sintió al ver a su hijo matriculado en una escuela mexicana sin perder el año escolar. “Logré inscribirlo antes de terminar el curso anterior. Se empalmó con el curso en Cuba y pudo terminar su segundo año. No perdió nada”, explicó con alivio.
Morales reconoce diferencias notables entre el sistema cubano y el mexicano. “Aquí es más severo, pero en el buen sentido. La disciplina y el trato son muy buenos. La oportunidad que le dan de estudiar le permite ir decidiendo cómo va a ser su futuro. En Cuba no es así”, señaló.
Otra madre cubana, Jaime Rodríguez Peguero, compartió que la adaptación no estuvo exenta de dudas. Su principal preocupación era la dinámica escolar, distinta a la de su país natal. “Me sorprendió ver la libertad que tienen los niños dentro de la escuela, sin rejas alrededor. Los primeros días fueron difíciles, pero al final todo resultó bien”, comentó.
Rodríguez destacó la sencillez del proceso de ingreso. Bastó con entregar los documentos para que su hijo fuera aceptado en el tercer grado de primaria, tras haber pausado un año por falta de información sobre cómo acceder a las aulas.
Ambas madres coinciden en que la educación es mucho más que un derecho: representa la posibilidad de que sus hijos construyan un destino propio. Afirman que en Cuba, más allá de la enseñanza, las opciones para que los niños decidan su futuro son limitadas, mientras que en México perciben mayor apertura.
Asimismo, valoran la tranquilidad que les genera ver a sus hijos ocupados, aprendiendo y seguros. “Es un gran alivio que estén en la escuela y no en casa sin hacer nada, lo cual podría tener consecuencias negativas”, señalaron.
Las madres cubanas agradecieron a las autoridades educativas de Chiapas por la inclusión de niños y adolescentes migrantes, recordando que, detrás de cada matrícula, hay una historia de sacrificio y esperanza. Su mayor deseo es brindar a sus hijos las oportunidades que ellas no tuvieron en la isla.
Fuente: Diario del Sur