El reguetonero cubano El Chulo y el productor italiano Roberto Ferrante, CEO de Planet Records, han convertido sus diferencias en un auténtico drama de la música urbana, con capítulos que van desde explosivas declaraciones en podcasts hasta una demanda formal en tribunales.
Todo comenzó cuando El Chulo, en entrevistas para Destino Positivo y Fernan Show, lanzó fuertes críticas contra Ferrante, cuestionando su manera de manejar la disquera y calificando su control sobre los artistas cubanos como excesivo. La respuesta no tardó: Ferrante arremetió en redes sociales acusando a sus detractores de manipular por “sucio dinero”.
La tensión escaló rápidamente hasta el plano legal. El pasado 5 de septiembre, El Chulo anunció en Instagram que había recibido una demanda formal de Ferrante, pero lejos de mostrarse preocupado, reaccionó con ironía en un video en el que afirmó no temer a las consecuencias.
El conflicto se intensificó cuando El Chulo y su equipo anunciaron la apertura de una nueva disquera en Miami, invitando a artistas cubanos a firmar con ellos y desmarcarse de Planet Records, lo que Ferrante interpretó como un ataque directo a su influencia en la industria.
En redes, el cubano no ha bajado el tono: llamó a Ferrante “dictador” y lo desafió públicamente, asegurando que su dominio sobre el reguetón cubano había llegado a su fin. El enfrentamiento ha dividido a los seguidores: algunos aplauden la valentía de El Chulo, mientras otros defienden la trayectoria de Ferrante y su sello.
Aunque la batalla legal apenas comienza, este choque entre artista y productor confirma que, en el reguetón, los egos y el poder pueden generar tanto espectáculo como los propios hits.