Después de no pocos contratiempos y con una imagen de pésima calidad, muchas veces distorcionada en pantalla, el primer ministro Manuel Marrero Cruz anunció en su accidentada comparecencia especial en cadena de radio y televisión que el país tomará un conjunto de medidas para enfrentar la aguda crisis energética que tiene a los cubanos sufriendo apagones de más de 20 horas.
Las orientaciones buscan reducir el consumo eléctrico en el sector estatal, incluida la suspensión de clases y el cierre de los centros laborales que sean altos consumidores. Además, se han ajustado los horarios de trabajo en entidades estatales para disminuir la demanda durante las horas pico. También piensan fomentar el uso de energías renovables y recuperar las plantas termoeléctricas.
¡Para muchos, medidas insuficientes y para nada bien acogidas por la población! Así las cosas, la respuesta oficial ha recibido críticas, ya que algunos consideran que las medidas no son suficientes para solucionar un problema de larga data que afecta gravemente al país.
He aquí las "fabulosas y mágicas" medidas:
Reducción del consumo eléctrico en entidades estatales: Se ha limitado el uso de electricidad en organismos gubernamentales y empresas estatales para priorizar el suministro residencial y minimizar los apagones.
Reprogramación de horarios laborales: ajuste de los horarios de trabajo en el sector estatal para reducir el consumo de energía durante las horas de mayor demanda.
Fomento del uso de energías renovables: impulso en la instalación de sistemas de energía renovable, como paneles solares, con el objetivo de reducir la dependencia de los combustibles fósiles.
Ajustes en el transporte público y estatal: reducción de vehículos en circulación y priorización del transporte colectivo para optimizar el uso del combustible disponible.
Racionamiento del combustible: establecimiento de cuotas de suministro para distintos sectores, priorizando servicios esenciales como el transporte de alimentos y medicamentos.
Campañas de concienciación sobre el ahorro energético: promoción de un uso eficiente de la electricidad entre la población para reducir el consumo.
Desconexión de centros laborales no esenciales: suspensión de actividades en centros de trabajo prescindibles y promoción del teletrabajo para reducir la demanda energética.
Recuperación de plantas termoeléctricas: paradas de mantenimiento programadas y esfuerzos para incrementar la producción de crudo nacional, además de mejorar la infraestructura existente.
Distribución de gas licuado de petróleo (GLP): reanudación de la distribución de GLP en todo el país para disminuir la demanda eléctrica destinada a la cocción de alimentos.
Cobro de tarifas no subsidiadas en el sector no estatal: aplicación de tarifas específicas a altos consumidores para incentivar la eficiencia energética.
Si analizamos una por una las "famosas medidas" podemos valorarlas desde poco realistas como la instalación "de hoy para mañana" de parques fotovoltaicos. La construcción de 30 parques solares con una capacidad total de 600 MW poco ayudarían si tenemos en cuenta el déficit actual. A esto añadan la indisciplina laboral y la falta de coordinación que ya son tan cotidianos; o sea, la construcción de estos parques podría tardar años.
Sumen que a esa fuente de energía solo está disponible durante las horas de luz solar; para disponer de ella en el horario pico nocturno se requeriría una inversión en batería que el gobierno no tiene contemplada debido a su alto costo.
En cuanto a la aplicación de tarifas a altos consumidores... Si no hay corriente ¿de qué tarifas hablamos? Y así, cada una de las "medidas" solo acarrean fracaso, desilusión, desesperanza.
La situación de crisis no es nueva, también sucedió en años anteriores cuando Miguel Díaz-Canel acuñó el término “situación coyuntural”. Desde entonces, las añejas plantas termoeléctricas han estado operando al límite de su capacidad, enfrentando fallos frecuentes y paradas de mantenimiento que reducen significativamente la generación eléctrica.
Las constantes roturas y la falta de recursos para repararlas adecuadamente han agravado la situación, generando un círculo vicioso: menos combustible implica menos generación, lo que a su vez provoca más apagones, reducción de la productividad industrial y menos ingresos por exportaciones para comprar hidrocarburos en el mercado internacional. Cuba está inmersa en un Estado fallido que perpetúa la crisis.
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