El tráfico y consumo de drogas sintéticas, especialmente del llamado “químico”, ha generado gran preocupación en La Habana, donde el Ministerio del Interior ha identificado 74 “ambientes complejos” asociados al consumo y distribución de esta sustancia. Esta alarmante cifra fue revelada en el programa estatal Hacemos Cuba, donde se detallaron los desafíos que enfrenta el país ante un fenómeno que no cesa, pese a los esfuerzos de prevención.
El “químico” es un cannabinoide sintético que entra principalmente desde México y Estados Unidos, oculto en objetos cotidianos como culeros desechables, bombillos y maletas con compartimentos falsos. Su presencia se ha disparado debido a la creciente demanda interna y a las limitaciones estructurales que tiene el país para contener este tipo de tráfico, que además incluye la participación de emigrados cubanos que, según el Minint, llegan con fines de introducir drogas y facilitar la extracción ilegal de personas.
Durante el programa televisivo, el periodista Humberto López lanzó una pregunta incómoda pero clave: “Si se está haciendo tanto, ¿por qué tenemos drogas y menores involucrados en esta lamentable práctica?” La respuesta, aunque técnica, no disipó la inquietud: el coronel Héctor Ernesto González Hernández, del órgano antidrogas, reconoció que el problema no se ha erradicado y que La Habana, por su densidad poblacional y poder adquisitivo, concentra el mayor número de consumidores.
Desde enero hasta mayo de 2025, se han realizado ejercicios semanales de enfrentamiento en coordinación con organismos estatales, fuerzas del orden y la comunidad. Los resultados incluyen la incautación de casi 20 kilogramos de drogas (entre ellas metanfetamina, marihuana y cocaína), más de 800 expedientes penales en proceso y 342 personas acusadas, en su mayoría bajo prisión preventiva.
Las autoridades también han reforzado la prevención en centros educativos ubicados dentro de las zonas señaladas. “Aunque el consumo suele ocurrir fuera del entorno escolar, la escuela es clave para detectar y prevenir a tiempo”, afirmó el Dr. Lien Ofarril Mons, director general de Educación Media Superior.
Por su parte, la doctora Elizabeth Céspedes Lant, del único centro de deshabituación para adolescentes del país, advirtió que “la recuperación de los jóvenes adictos es un proceso largo, complejo y con un fuerte impacto en su salud mental y entorno familiar”.
Los expertos coinciden en que, mientras exista demanda, persistirá la oferta. Por ello, el enfoque integral —que incluye represión, educación, salud y acción comunitaria— seguirá siendo una prioridad para las autoridades cubanas, aunque los avances visibles aún sean limitados.