Desde hace algunos meses, una nueva serie de animaciones para televisión ha conseguido lo que parecía imposible: devolverle vida, voz y movimiento a uno de los grandes íconos de la cultura cubana, Luis Carbonell. El llamado Acuarelista de la poesía antillana, quien hubiera cumplido 101 años el pasado 26 de julio, vuelve a emocionar al público con su arte, esta vez a través de la pantalla.
La serie lleva por título Acuarelas en movimiento y se compone de viñetas animadas de entre dos y cuatro minutos, cada una basada en un poema, cuento o monólogo declamado por Carbonell en sus históricas grabaciones. Desde piezas emblemáticas como Pico Rico Mandinga hasta escenas costumbristas cargadas de picardía, lirismo y sabor afrocubano, las animaciones no solo recuperan su voz: también la celebran.
Detrás del proyecto está un grupo de jóvenes realizadores del Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT), en colaboración con la Facultad de Medios Audiovisuales del Instituto Superior de Arte (ISA). Su objetivo era claro: acercar el legado sonoro de Carbonell a las nuevas generaciones. “Carbonell no solo decía poesía: la pintaba, la actuaba, la bailaba con la voz. Era un artista integral, y eso nos inspiró a crear imágenes que pudieran estar a su altura”, explicó a la prensa Laura Méndez, directora de la iniciativa.
Cada pieza se convierte así en un pequeño homenaje audiovisual, donde la animación sigue el ritmo de la declamación con una estética que celebra lo afrocubano, lo popular, lo teatral. La imagen se mueve con la voz, en una especie de coreografía que acompaña y enriquece el relato sonoro sin robarle protagonismo.
Uno de los mayores aciertos de la serie, según su equipo creativo, es evitar la tentación de “modernizar” a Carbonell. “No se trata de ponerle efectos por gusto ni de adaptarlo a modas pasajeras. Es un trabajo de escucha atenta, de respeto. Cada línea declamada tiene un peso, un color emocional, y eso nos guiaba para decidir qué debía verse en pantalla”, subrayó Méndez.
La acogida del público ha sido entusiasta, tanto en su emisión televisiva como en redes sociales, donde las viñetas circulan acompañadas de comentarios emocionados y agradecimientos por revivir a una figura tan querida.
Luis Carbonell, fallecido en 2014 a los 90 años, fue mucho más que un declamador: fue un intérprete teatral de la palabra, un cronista de la oralidad cubana, un puente entre lo culto y lo popular. Que hoy su voz vuelva a resonar gracias al lenguaje animado es una muestra de la fuerza atemporal de su arte, pero también de cómo el audiovisual puede reinventar y preservar el patrimonio intangible de la nación.
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