Marlon de Jesús Cruz Espinosa, un niño de Holguín víctima de múltiples agresiones, sigue viviendo con su madre y padrastro, señalados como sus presuntos agresores. Su abuela lleva más de un año intentando obtener la custodia legal, con denuncias formales ante la Fiscalía, sin que hasta ahora se hayan tomado medidas efectivas. Este caso, reportado por Diario de Cuba, ha generado indignación en redes sociales y refleja una nueva falla del sistema de protección infantil en la isla.
La activista Azúcar Cuba ha sido la principal voz denunciando públicamente esta situación. En un video viral, protegió la identidad del menor y recordó otros casos trágicos, como el de Roberto Carlos, un niño fallecido tras denuncias ignoradas, exigiendo acción inmediata a las autoridades.
Las agresiones sufridas por Marlon son graves: en 2023 recibió un fuerte golpe en la sien durante una discusión familiar, y en febrero de este año fue atacado con un machete y golpeado en la boca, perdiendo varios dientes. A pesar de ello, el agresor fue liberado bajo fianza y la madre mantiene la custodia. La abuela persiste en su lucha contra un sistema que no actúa con la urgencia requerida.
Este caso no es aislado. En los últimos dos años se han reportado múltiples episodios de violencia infantil en Cuba con patrones similares: negligencia institucional, agresores reincidentes y niños que permanecen en entornos peligrosos. Datos oficiales revelan que el 41,6% de los menores de 1 a 14 años han sufrido castigos violentos, con La Habana, Santiago de Cuba y Granma como las provincias con más denuncias.
Aunque el nuevo Código de las Familias prohíbe el castigo físico y permite retirar la responsabilidad parental en casos de maltrato, la realidad demuestra que la ley no se aplica con efectividad. La inacción ante casos como el de Marlon cuestiona el compromiso real de las instituciones cubanas con la protección de la infancia.
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