La reciente inauguración de la filial de la Universidad Federal del Sur de Rusia (SFedU) en Cuba ha marcado un nuevo capítulo en las relaciones bilaterales entre ambos países.
El evento, que se celebró en la Universidad de La Habana con la presencia del viceprimer ministro ruso Dmitri Chernishenko, subraya el creciente involucramiento de Rusia en la Isla. Esta filial, que ofrecerá programas educativos en áreas como ciencias naturales, humanidades, ingeniería y tecnología, tiene como objetivo estrechar los lazos culturales y académicos entre las dos naciones, permitiendo a los cubanos acceder a una educación internacional sin salir de la Isla.
Sin embargo, esta iniciativa educativa va más allá de lo académico. La apertura de la universidad rusa en Cuba es también un claro reflejo de la estrategia de Rusia para aumentar su influencia en América Latina, especialmente en un momento de creciente aislamiento internacional debido a las sanciones por la invasión a Ucrania.
Moscú ha prometido apoyo económico y técnico al régimen cubano, especialmente en el ámbito energético, donde la dictadura enfrenta una profunda crisis de apagones y escasez de suministros. Rusia ha ofrecido créditos para la compra de combustible y asistencia en la modernización de la infraestructura eléctrica, aunque la efectividad de estas promesas aún es incierta debido a la persistente crisis.
El respaldo militar ruso a Cuba también se ha vuelto un punto clave. Durante la inauguración, Chernishenko reafirmó el compromiso de Rusia con la defensa de la soberanía cubana, lo que no solo refuerza la relación bilateral, sino que también posiciona a Cuba como un aliado estratégico en el contexto de la guerra en Ucrania. Rusia espera que el régimen cubano respalde públicamente sus acciones militares en Ucrania, mientras aumenta su presencia en el continente.
A pesar de las promesas de apoyo, la población cubana sigue escéptica ante la cooperación rusa. La continua escasez de alimentos, la falta de soluciones a la crisis energética y el creciente descontento social evidencian que, aunque la ayuda de Rusia es bien recibida en algunos sectores, no ha logrado aliviar los problemas cotidianos que afectan a la mayoría de los ciudadanos.
En este contexto, la apertura de la filial universitaria no solo es un paso educativo, sino también una manifestación de la creciente injerencia de Rusia en los asuntos internos de Cuba, lo que podría tener repercusiones tanto para la Isla como para la región.
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