Tras más de 30 años en Estados Unidos, Karina Nuvo decidió empezar de nuevo en Europa. Su destino: Fuengirola, un municipio costero en el sur de España. La decisión, que tomó junto a su padre de 87 años, estuvo motivada por el alto costo de vida en California, el desgaste emocional tras la pandemia y un entorno político que sentía cada vez más hostil.
Karina nació en Cuba, pero creció en EE.UU., donde desarrolló una carrera como cantante y vivió por décadas en Pasadena. Sin embargo, tras la pandemia de COVID-19, su actividad artística se frenó. Para sostenerse económicamente, se volcó al sector inmobiliario, aunque nunca logró reconectar con su verdadera vocación. “No podía enfocarme en cantar, ni en los bienes raíces. Todo se volvió demasiado”, relató en entrevista con CNN.
A esa sensación de agotamiento se sumó la preocupación por su padre, José Novo, de salud frágil, y por el rumbo político del país. La vuelta de Donald Trump al centro del escenario político y las políticas migratorias más estrictas previstas en su nueva presidencia terminaron de empujarla a considerar un cambio radical. “Mi papá me dijo: ‘No quiero morir aquí’… y lo entendí”, confesó Karina.
Aprovechando su derecho a solicitar la ciudadanía española, Karina vendió sus pertenencias, empacó sus cosas y cruzó el Atlántico en septiembre de 2024. El lugar elegido fue Fuengirola, en la Costa del Sol. “Llegamos y sentí que era el sueño de mi padre: vivir cerca del mar, en paz”, dijo.
El impacto económico del cambio fue inmediato. El departamento de casi 100 metros cuadrados que alquiló le costaba 1050 euros mensuales, mucho menos de lo que pagaba en California. A los pocos días, también llegaron su madre y su padrastro, quienes decidieron unirse a esta nueva etapa familiar. “La tensión política y el nivel de vida en EE.UU. ya no eran sostenibles para nosotros”, explicó su padrastro, César Tarafa.
En España, la familia encontró un entorno más accesible y amigable. Hablar español, adaptarse a una cultura similar a la cubana y poder caminar a todas partes sin necesidad de auto fueron factores clave. “Aquí uno siente que puede vivir mejor con menos”, añadió César.
Tras una complicación médica de su padre, Karina se mudó a un departamento más grande, con vista al mar, junto a su madre y su padrastro. El nuevo alquiler, de tres habitaciones, ronda los 1400 euros, aún por debajo de los precios de Los Ángeles. Además, no gastan en transporte ni en seguros médicos costosos.
Hoy, Karina asegura que su calidad de vida ha mejorado notablemente y alienta a otros a considerar alternativas fuera de Estados Unidos: “Si algo no te hace bien, muévete. Escucha tu corazón y no tengas miedo a cambiar de rumbo”.
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