La crisis energética en Cuba se profundiza. Este martes, hasta un 48 % del país sufrirá apagones simultáneos durante el horario de mayor demanda, según el último informe de la estatal Unión Eléctrica (UNE). La situación es consecuencia directa de una combinación crítica de escasez de combustible, parálisis por mantenimiento, y averías en las centrales termoeléctricas.
El déficit de generación es tan alarmante que para el horario pico de la tarde-noche se estima una disponibilidad de apenas 1.820 megavatios (MW), frente a una demanda que alcanzará los 3.390 MW. Esto supone un faltante de 1.640 MW, lo que deja a millones de cubanos sin electricidad, justo en los momentos más necesarios del día.
A las 7:00 a.m. de hoy, el sistema eléctrico nacional (SEN) ya mostraba una afectación de 645 MW, cifra que aumentaría a 925 MW hacia el mediodía. Y el panorama no mejora: la Unidad 2 de la CTE Felton está fuera de servicio por avería, mientras que otras unidades clave —como las de las termoeléctricas de Santa Cruz, Cienfuegos y Renté— están paralizadas por mantenimientos programados.
A esto se suman limitaciones térmicas que mantienen 412 MW fuera del sistema, así como problemas de combustible que afectan a 94 centrales de generación distribuida, lo que representa otros 619 MW perdidos. Por si fuera poco, 29 MW adicionales están indisponibles por falta de lubricantes.
Aunque el gobierno ha tratado de impulsar alternativas como la energía solar, la contribución de los nuevos parques fotovoltaicos es aún marginal.
Cuba atraviesa una de sus peores crisis eléctricas en décadas. En los últimos seis meses, se han producido al menos cuatro apagones nacionales que han dejado a la isla casi completamente a oscuras. El más reciente ocurrió a mediados de marzo, cuando la mayoría de los cerca de 10 millones de cubanos quedaron sin electricidad durante un fin de semana completo. En febrero, la tasa de déficit energético alcanzó el 57 %, el nivel más alto registrado en al menos dos años.
Más allá de los números, los apagones tienen un efecto devastador sobre la ya frágil economía cubana, que se contrajo un 1.9 % en 2023 y no mostró señales de crecimiento en 2024. Expertos independientes coinciden en que la raíz del problema es una red eléctrica obsoleta, colapsada por décadas de infrafinanciación estatal.
Diversas estimaciones apuntan a que el país necesitaría entre 8.000 y 10.000 millones de dólares para modernizar su infraestructura energética, una suma inalcanzable bajo el actual modelo económico y en medio de sanciones internacionales. Mientras tanto, el gobierno continúa culpando al embargo estadounidense, mientras los ciudadanos siguen sufriendo las consecuencias del apagón permanente que se ha instalado en sus vidas.
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