Mohsen Sazegara, uno de los fundadores de la Guardia Revolucionaria Islámica y exiliado de Irán por más de dos décadas, ha admitido que las fuerzas armadas iraníes están en una posición mucho más débil de lo que el régimen suele proyectar, y no están en condiciones de sostener un conflicto prolongado con Israel, su principal adversario en la región.
En una entrevista reciente, Sazegara habló sobre la situación actual tras la muerte de Ismail Haniyeh, líder de Hamas, en una explosión en Teherán, un hecho que representó una humillación significativa para los servicios de inteligencia iraníes. Según Sazegara, el ayatollah Ali Khamenei ordenó una represalia inmediata, pero pronto surgió un problema crítico: Irán carece de la capacidad para sostener un enfrentamiento directo con Israel.
A pesar de las constantes afirmaciones del régimen sobre su poderío militar, Sazegara explicó que los líderes militares iraníes advirtieron a Khamenei que el país no tiene el equilibrio estratégico necesario para una guerra contra Israel. Aunque Irán podría lanzar misiles, incluidos misiles hipersónicos que alcanzarían Israel en minutos, las consecuencias serían desastrosas para Teherán. Esto obligaría al régimen a buscar un alto el fuego rápidamente, probablemente con la ayuda de mediadores internacionales.
La admisión de Sazegara expone la encrucijada en la que se encuentra el régimen iraní. Por un lado, sufre de una economía debilitada que no puede soportar el costo de una guerra prolongada. Por otro lado, enfrenta una creciente oposición interna, con la mayoría de los iraníes en contra de un conflicto con Israel. Una derrota militar no solo podría desestabilizar aún más al régimen, sino que también pondría en riesgo el poder del propio Khamenei.
Ante estas dificultades, Teherán ha recurrido a la diplomacia, buscando negociar con Estados Unidos un ataque limitado a Israel que no provoque una represalia. Sin embargo, Israel ha dejado claro que no tolerará ninguna agresión, lo que ha dejado al régimen iraní con pocas opciones viables.
A medida que las tensiones continúan, la retórica del régimen ha comenzado a suavizarse. Funcionarios iraníes han insinuado la posibilidad de evitar una respuesta militar si se alcanza una nueva tregua entre Israel y Hamas. Pero según Sazegara, esto no es más que un intento del régimen de ocultar sus debilidades y evitar un enfrentamiento directo que podría revelar la verdadera fragilidad de su poderío militar.
El testimonio de Sazegara deja al descubierto las contradicciones del régimen iraní, que, a pesar de su retórica beligerante, parece ser consciente de las graves consecuencias que tendría un conflicto directo con Israel.
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