A solo tres semanas de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, han surgido rumores alarmistas sobre lo que podría suceder con los migrantes si Donald Trump regresa a la Casa Blanca. A medida que se acercan los comicios del 5 de noviembre de 2024, muchos temen que programas como el parole humanitario y las citas CBP One podrían ser eliminados de inmediato, y que se llevarían a cabo deportaciones masivas. Sin embargo, es crucial aclarar ciertos puntos para evitar confusiones y preocupación innecesaria entre la comunidad migrante, en este caso, la cubana.
Trump ha sido claro en su postura sobre endurecer las políticas migratorias, pero cualquier cambio significativo solo se implementaría si resulta ganador y asume el cargo el 20 de enero de 2025. En ese sentido, el periodista Daniel Benítez advierte que hasta entonces, las políticas actuales, incluida la aplicación de CBP One y el parole humanitario, siguen funcionando como hasta ahora bajo la administración de Joe Biden.
El parole humanitario, una medida implementada por la administración de Biden mediante una orden ejecutiva, ha permitido que muchos migrantes entren legalmente a Estados Unidos. A pesar de los rumores, este programa sigue activo y no se eliminaría de inmediato si Trump gana las elecciones.
Cualquier cambio en el parole o en el sistema de citas CBP One solo podría ocurrir a partir del 20 de enero de 2025, cuando Trump asuma el cargo en la Casa Blanca. No obstante, sí es cierto que para su eliminación solo bastaría una orden ejecutiva firmada por el presidente y ejecutada por el nuevo secretario del Departamento de Seguridad Nacional que designe.
Para los migrantes que ya están en territorio estadounidense, el escenario no cambia de inmediato. Si bien Trump podría eliminar el parole humanitario para nuevos solicitantes, deportar a aquéllos que ya están en el país con casos en curso es más complicado. Los tribunales y el sistema de apelaciones ofrecen protecciones adicionales, por lo que cualquier deportación masiva enfrentaría obstáculos legales importantes.
Uno de los mayores temores es la posibilidad de deportaciones masivas, algo que el republicano ha mencionado en su campaña. Sin embargo, llevar a cabo una operación de esta magnitud es extremadamente complicado. Trump ha prometido deportar a millones de personas, siendo la operación más grande de la historia del país.
Sin embargo, las estadísticas muestran que durante su administración anterior no logró implementar este tipo de deportaciones debido a la falta de recursos en el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE). Además, el sistema judicial de EEUU proporciona protecciones legales a aquellos migrantes que ya están en el país y han iniciado procesos de asilo, haciendo mucho más difícil su deportación.
Durante su campaña, el expresidente ha propuesto medidas como la contratación de 10.000 nuevos agentes de la Patrulla Fronteriza y el uso de leyes más estrictas para acelerar las deportaciones. No obstante, la contratación de agentes enfrenta desafíos presupuestarios que los propios republicanos en el Congreso no estarían dispuestos a aprobar.
Aquí hay otro punto muy importante y es la conformación del poder legislativo en ambas cámaras. Solo después del 5 de noviembre se conocería si los demócratas retienen el control del Senado y los republicanos el de la Cámara de Representantes.
Uno de los aspectos más controversiales en los planes de Trump es la posible aplicación del Acta de Enemigos Extranjeros de 1798, que permitiría deportar a individuos sin el debido proceso si se les vincula a actividades criminales con gobiernos extranjeros. La aplicación de esta ley sería legalmente complicada y enfrentaría múltiples desafíos judiciales. Además, cualquier cambio en las políticas migratorias debería pasar por el Congreso y podría enfrentar fuertes oposiciones políticas.
O sea, que los que ya están en el país, deben estar más tranquilos; no así, los que a pesar de haber sido tramitados, incluso desde principios de 2023 no han recibido el parole, medida que se eliminará con una sola firma.
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