Con más de tres décadas dedicadas a la actuación, Carlos Acosta-Milián continúa enriqueciendo su carrera a través del teatro, el cine y la televisión con papeles que van desde los villanos más odiados hasta aquel que asumió en su natal Cuba donde interpretaba un personaje femenino. Desde niño sentía la necesidad de representar y repetir situaciones que veía en la cotidianidad.
“Recuerdo que iba al cine, al teatro, a la Iglesia, y veía la misma película, la misma función y hasta las misas, porque una misa es una representación teatral en toda regla, por cinco o seis veces, y luego en mi casa, durante mis juegos en solitario, repetía todas esas historias que había visto e interpretaba a todos y cada uno de los personajes que aparecían en ellas.
“En el caso específico de la misa la repetía también, solo que ahí interpretaba al cura y eso, creo, fue una vocación muy definida que habitaba en mí desde una edad muy temprana. Otra cosa fue más tarde cuando llegué a concientizar que quería hacer de la actuación mi sentido de vida y para eso fue necesario un periodo mucho mayor que se fue asentando de manera gradual durante todo el tiempo que estuve en la Escuela Nacional de Arte (ENA)”, expresa sobre su deseo temprano de ser actor.
Para Acosta-Milián el proceso de casting resulta tedioso, pero necesario dentro de la creación y no determina el talento de los actores, pues cada uno busca objetivos propios y cubrir un papel con determinadas características.
“Se debe tener claro que acudes a un casting para intentar aproximarte a lo que los directores están buscando para determinada producción. Creo firmemente que es necesario preparar el casting de manera responsable y acudir a él con una alta dosis de generosidad en la entrega para ser lo más honesto posible con ese instante en que ofrecemos la audición.
“Después te preparas para irte y seguro escucharás la frase obligatoria que sueltan al final de cada casting: “Ya te llamaremos”, llamada que no se produce en, al menos, el 90% de las audiciones que realizas en tu carrera. Todo lo demás está fuera de tu control, por eso tienes que olvidarte del último casting que hagas y prepararte para el siguiente con la misma pasión y entrega, albergando la esperanza de que, en ese, finalmente, sí serás elegido para el papel”, señala el actor.
Un momento que considere icónico de su carrera
“Me tengo que remontar a mis inicios, al año 1990, había terminado la ENA en 1986 y me incorporé a trabajar, después de superar un proceso de casting, en Teatro Irrumpe bajo la batuta del maestro Roberto Blanco, un lugar donde aprendí muchísimo pues contaba con la presencia de grandísimos profesionales del medio.
“Allí permanecí durante cuatro años, hasta que, en 1990 Carlos Díaz, quien en ese entonces era asesor dramático, decide sacar adelante un proyecto propio en el Teatro Nacional de Cuba, titulado: “Trilogía de teatro norteamericano”, con tres obras clásicas de la escena estadounidense: “Zoológico de cristal”, “Un tranvía llamado deseo”, ambas de Tennessee Williams, y “Té y simpatía” de Robert Anderson. Yo sólo intervenía en “Té y Simpatía” haciendo un doble papel, primero uno masculino y después femenino (Herbert/Lili)”.
¿Por qué mencionar ese papel y no otro?
“En el contexto histórico de La Habana de los 90’ no había la más mínima referencia nacional de un actor interpretando un papel femenino y tampoco a nivel internacional, lo más parecido a lo que en ese momento hicimos fue: “Tacones Lejanos” de Pedro Almodóvar, que no llegó hasta 1991 con la interpretación, también en un doble papel masculino/femenino, de Miguel Bosé.
“Es por eso que traigo a colación este papel y no otro, primero por la trascendencia histórica que representa en el movimiento teatral cubano, y creo que fue la obra que me visualizó y validó dentro del gremio actoral de Cuba, pues ha sido el trabajo donde recibí la aprobación unánime de todos mis colegas, tenía entonces la edad de 25 años”.
Respecto al tipo de personaje que prefiere asumir contesta que los humanos, y que de su trayectoria artística no cambiaría nada, porque, por fortuna, todo lo que ha podido hacer lo considera un regalo. Pero ¿qué medio siente que lo preparó mejor en su formación y en cuál cree que se desenvuelva con mayor éxito?
“Indudablemente cada uno de los medios me ha aportado herramientas suficientes para poder desarrollar mi trabajo, porque a pesar de las diferencias expresivas que tienen entre sí, existe un denominador común entre los tres y es la sinceridad que se nos exige a los actores a la hora de interpretar las historias, haciéndolas verdaderamente creíbles para los espectadores.
“Preferencias por uno u otro medio no tengo, porque creo que cada uno tiene su propio encanto, eso sí, si hablamos de disfrutar creo que el teatro, a pesar de ser el más efímero de los tres, por el privilegio que tiene de tener al público presente, le saca una poderosa ventaja al resto”.
Un director con el que le gustaría volver a trabajar
“Miguel Varoni. Conocía su trabajo y nunca había podido trabajar con él, no fue hasta “Sed de Venganza” que tuve la oportunidad de hacerlo y siento que me quedé con ganas de más. Ojalá podamos repetir”.
¿Considera que hubiera podido participar en tantas producciones y tener el amplio repertorio actoral que posee de haberse quedado en Cuba?
“Nunca se sabrá cómo habría sido lo que nunca fue, pero en caso de que hubiera podido desarrollar una trayectoria artística mucho más numerosa que la que hoy tengo, espiritualmente me sentiría desgraciado, porque me faltaría lo que hoy no me falta en Miami y fue lo que un día salí de Cuba buscando: libertad”.
El actor cubano ha incursionado en la actuación en industrias cinematográficas latinoamericanas y europeas, según su experiencia comenta sobre la principal diferencia entre una y otra: “Sería hipócrita si me pusiera a enumerar virtudes artísticas, que indudablemente las hay, de una parte, o de la otra, pero creo que la gran diferencia se llama: dinero”.
El mejor recuerdo que guarda Carlos Acosta-Milián de Cuba es del día que abandonó la Isla. Sobre la posibilidad de regresar a su país natal para algún proyecto de actuación declaró: “No, y no quisiera ser categórico en este tema, porque he recibido varias invitaciones para integrarme a distintos proyectos que se han realizado en Cuba y estas invitaciones han venido de la mano de excelentes artistas y profesionales que gozan de toda mi admiración y respeto, pero he dicho “no” desde la más absoluta convicción, porque en Cuba hoy impera la misma dictadura por la que tuve que tomar el camino del exilio en el que vivo.
“Hay un número indeterminado de presos políticos que viven en condiciones inhumanas, se encuentran privados de libertad por pensar diferente y querer cambiar el rumbo político de la nación cubana. Ir a trabajar a Cuba sería aceptar que no pasa nada y que la inmensa mayoría del pueblo es feliz con ese gobierno, y no es así. Sería darle naturalidad a la realidad político-social y moralmente no puedo comulgar con esa posición. Para volver a Cuba a trabajar tendrían que desaparecer del poder aquellos que hoy lo ejercen”.
El actor comparte la vida con la también actriz cubana Susana Pérez y para finalizar la entrevista no podía faltar un pregunta clave y previsoria ¿Qué proyectos tiene para este 2025?
“Hemos estrenado la telenovela “Sed de Venganza” que se transmite de lunes a jueves por la cadena de Estados Unidos “Telemundo”. También ha salido al aire el cortometraje “Voicemail” de Rubén Machado, con un recorrido importante por diferentes festivales de cine de varios lugares del mundo, cosechando importantes premios. Estamos pendientes al estreno en otros festivales del largometraje “Miami Stories [La Red Mosquito]” de Eliecer Jiménez Almeida”.
Feminicidio en Sancti Spíritus: una nueva víctima eleva a 15 los casos en Cuba en 2025
Hace 22 horas
Una cápsula soviética de 1972 está a punto de reentrar a la Tierra tras décadas en órbita
Hace 1 día
Detienen al conductor ebrio que protagonizó violento altercado vial en Cárdenas, Matanzas
Hace 1 día
Bruselas mantiene el acuerdo con Cuba pese a denuncias de violaciones de derechos humanos
Hace 1 día