El actor cubano Héctor Noas rompió el silencio con una crítica contundente al Gobierno cubano, luego de que la exministra de Trabajo y Seguridad Social, Marta Elena Feitó Cabrera, afirmara en plena Asamblea Nacional que en Cuba “no hay mendigos”, y que quienes piden en la calle lo hacen por “vagancia” o “borrachera”. Las declaraciones, desconectadas de la cruda realidad nacional, desataron una ola de indignación que tuvo en Noas una de sus voces más enérgicas.
“Pensé que era un video manipulado, un meme. Pero no… era real. Fue dicho en un pleno de la Asamblea Nacional”, escribió el artista en su perfil de Facebook, señalando que el asombro inicial se transformó rápidamente en frustración, rabia y compromiso.
Para Noas, la intervención de Feitó fue la gota que colmó el vaso. No solo por su falta de empatía, sino porque refleja —según él— la desconexión total de la cúpula gobernante con el país real: ese que revuelve los latones buscando comida, que hace colas interminables para conseguir pan, y que sobrevive de “inventos” cada día.
“Esto nos deja con un estado de frustración, indignación e impotencia que cuesta digerir”, confesó el actor, que fue más allá de señalar a la exministra y apuntó directamente al sistema de poder, al que acusó de vivir “en una nube”, incapaz de mirar a los ojos al pueblo que dice representar. “¿Cuándo se van a bajar de las alturas?”, preguntó, interpelando a quienes gobiernan desde el confort del privilegio.
Uno de los elementos que más molestó a Noas fue el silencio cómplice del resto de los diputados, que no alzaron la voz para cuestionar a Feitó. “¿Cómo puede una persona decir eso y no sentir vergüenza? O son ingenuos o mienten descaradamente. En cualquier caso, no sirven para dirigir este país”, sentenció.
Las declaraciones de la ministra provocaron una reacción en cadena en redes sociales, con memes, canciones satíricas y publicaciones virales. En cuestión de horas, Feitó presentó su renuncia, que el Gobierno intentó maquillar como una salida “a solicitud propia”, aunque en la calle muchos lo interpretan como una expulsión forzada para apaciguar la indignación popular.
Incluso el presidente Miguel Díaz-Canel, sin mencionar nombres, salió a decir que “nadie puede actuar con soberbia, desconectado del pueblo”, aunque sus palabras no convencieron a una ciudadanía que lo ve igualmente distante de la realidad.
“¿Qué más tiene que pasar para que se deje de denigrar a los más jodidos?”, preguntó Noas al final de su mensaje, que ha sido compartido miles de veces. Para él, el verdadero escándalo no son las personas que piden limosna, sino los que gobiernan sin ver la miseria que los rodea.
Porque —como subrayó en su publicación— la dignidad del pueblo cubano no se disfraza, y la pobreza no se puede tapar con discursos ni con decretos.
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